Ordenación de Francesco Paolillo de la Sociedad San Juan
El sábado 3, en la Catedral Metropolitana, se celebró la ordenación sacerdotal de Francesco Paolillo. La misa comenzó sobre la hora 10, y fue presidida por el cardenal Daniel Sturla, acompañado por sacerdotes de la arquidiócesis y de la Sociedad de San Juan —a la cual pertenece Francesco—.
Previamente se había rezado el Santo Rosario, en el que en cada misterio gozoso se le pidió la intercesión a María por Paolillo y sus intenciones. Además, la familia del novel sacerdote le había escrito una carta sorpresa que fue compartida con quienes estaban en la celebración o la seguían a través de la web.
Testigo de Cristo
En la primera lectura de los Hechos de los Apóstoles 10,34a.37-43, en el que se ve a San Pablo dando testimonio de las buenas obras del Maestro.
El coro de la Sociedad de San Juan acompañó con su música y cantos los diferentes momentos de la ordenación. Por ejemplo, el Salmo 116 en el que se rezaba “Vayan por todo el mundo y anuncien el Evangelio”.
En la segunda lectura de la Carta del Apóstol San Pablo a los Cristianos de Éfeso, en la que el apóstol exhorta al pueblo a que lleguen a ser una morada de Dios en el espíritu.
La celebración coincidía con la Fiesta de Santo Tomás apóstol. El Evangelio hizo referencia a la incredulidad del discípulo ante el testimonio de sus compañeros. Él no estaba junto a ellos cuando llegó Jesús y no creyó en la presencia del resucitado. Reunido nuevamente los apóstoles, el Señor se les apareció y le ordenó a Tomás poner su dedo en su costado. “En adelante no seas incrédulo sino hombre de fe”, fueron las palabras de Jesús.
Nada es casualidad
En la homilía, el arzobispo de Montevideo, hizo referencia al momento donde Tomás, de sobrenombre el mellizo, conoció hasta dónde Dios lo amaba. “Tomás necesitaba ver para creer, el Señor se lo concedió y Tomás se rindió. Conoció hasta dónde lo amaba Dios, le permitió tocar sus llagas. Con la fuerza de su fe y el celo apostólico llegó hasta lugares impensados para anunciar a Cristo”.
También mencionó que la Iglesia de Montevideo y la ciudad de Pagani se unían ese día para celebrar y agradecer por la vida sacerdotal de Francesco. El misionero de 34 años, nació en la ciudad donde está sepultado San Alfonso María de Ligorio.
Después, el Card. Daniel Sturla recordó a los papás del joven y contó una bella historia. “Mamá Rosa y papá Gerardo al igual que Nello — su hermano—, deben tener presente en este momento las visitas que realizaron a San Giovanni Rotondo, los cuatro, para agradecerle al Padre Pío por haber colmado sus ansias de paternidad”.
Fue por intersección del Santo de Pietrelcina que Dios les regaló a sus dos hijos. Francesco vivió una vida de fe y trabajo junto a toda su familia. Durante su adolescencia se alejó de la fe pero un día, estudiando la carrera de psicología, tuvo la gracia de volver al camino de Dios.
¿Qué hacen estos acá?
Otro momento importante en el camino vocacional fue la invitación, a una cena de universitarios, de un amigo y compañero de estudios. El Card. Daniel Sturla relató el momento en el que Francesco se sorprendió al ver llegar a dos sacerdotes de la Sociedad de San Juan: Sebastián y Federico. “A dónde me trajiste? esto es una secta. ¿Dónde me metieron?”, decía el actual sacerdote.
La semilla sembrada esa noche cayó en tierra buena, preparada en la niñez junto a las oraciones de mamá Rosa y los encuentros sucesivos dieron su fruto. Una hermana religiosa, también llamada Rosa, acompañó el discernimiento.
“Es un apasionado de su familia, los viajes, los deportes, los idiomas, de su carrera de psicología. También vivió con pasión las salidas con los amigos y fue un rompe corazones; se convirtió en un apasionado de Jesucristo”, contó el Arzobispo de Montevideo.
La alegría de servir
Finalizada la homilía comenzó el ritual de ordenación. Francesco, ya en el altar, y luego de las palabras de Sturla “que Dios complete y perfeccione la obra que Dios ha comenzado en ti”, se postró en tierra; el canto de las letanías acompañó el momento.
Luego, de rodillas, los sacerdotes le impusieron las manos. “Renueva en su corazón el espíritu de santidad”, tras esas palabras Francesco fue ordenado sacerdote.
La alegría de Francesco era notoria, no solo en su rostro sino en sus palabras en el momento de acción de gracias: “Jesús me regaló una vida nueva. Experimenté que Él es el Señor, a Él gracias. En cada paso que di en la fe estuvo María. Este es un signo que Ella estuvo y está”.
A continuación, leyó una carta —en italiano—, en la cual agradecía a su familia por su vida, vocación, afecto y compañía.
También destacó y agradeció a la Iglesia uruguaya. “Desde que llegué no paro de asombrarme de las muestras de fe de sus vidas. Este es solo el inicio, juntos vamos a ser testigos de Su poder y victoria; a Él sea toda la gloria, bendito sea el Señor”, concluyó.
2 Comments
¡Que Dios lo bendiga Padre Francesco!!!
La felicidad del llamado de Dios se refleja en su mirada