Se instauró en el año 2017, luego del Jubileo de la Misericordia
El domingo 18 de noviembre, se celebrará la II Jornada Mundial de los Pobres. El Papa Francisco instituyó esta jornada en el año 2017, tras el Jubileo de la Misericordia, y se celebra el domingo anterior a la Solemnidad de Cristo Rey. Por este motivo el Pontífice celebrará una Misa en la Basílica de San Pedro, en presencia de 6.000 voluntarios y personas pobres.
A continuación, recibirá en el aula Pablo VI del Vaticano a 3.000 personas indigentes, que serán sus huéspedes de honor, y compartirá el almuerzo. Además, desde el lunes 12 de noviembre hay un hospital temporal instalado en la Plaza San Pedro, que permanecerá abierto hasta el domingo 18 de noviembre.
El centro de atención
Por su parte, el Card. Daniel Sturla, en la audición “El aporte de la Iglesia de Montevideo” de Radio Oriental, mencionó que el Papa con esta Jornada “ha querido poner a los pobres, como la ha hecho en todo su pontificado, en el centro de atención tanto de la Iglesia como del mundo entero”.
Agregó que “precisamente aquellos que muchas veces son descartados, son los que nos llevan a Dios. Y son además los que están en centro del corazón de Jesús, y por tanto los que deberían estar en el centro de nuestro corazón, de los que queremos ser seguidores de Jesús”.
Una mirada desde Montevideo
Para el Arzobispo de Montevideo, las situaciones de pobreza las podemos percibir de forma cotidiana en muchos lugares del mundo y también en nuestro país. Explicó que si bien en Uruguay muchas personas, especialmente niños, han podido salir de situaciones de pobreza, “el país vive realidades que nos golpean y que los obispos describimos en abril como la fragmentación social. Y por eso hablamos de construir puentes de solidaridad en esa sociedad fragmentada”.
Más adelante, el Card. Daniel Sturla se detuvo en el lema para esta Jornada: “Este pobre gritó y el Señor lo escuchó”. Resaltó los dos verbos presentes en la cita del Salmo 34: gritar y escuchar. En el primer caso subrayó a todos aquellos que claman “por su pobreza, por su situación, que piden ayuda, aunque no lo hagan con su voz; pero lo dicen con su propia realidad”.
Ante esto, el Arzobispo de Montevideo recordó a tantos grupos de personas, muchos de ellos jóvenes, que “salen a dar un plato de comida, pero más que eso a dar un abrazo fraterno. Y también invitar a muchos a la oración para hacer sentir que el Señor no se olvida de ellos, que está allí en su situación”.
También reflexionó que existe “una necesidad de muchos de ser escuchados, de ser atendidos en su realidad, de ser acogidos en una comunidad. A través de muchísimas actividades la Iglesia responde a esta necesidad, a este grito de los pobres”.
El mensaje del Papa Francisco
El miércoles 13 de junio, el Papa Francisco presentó el Mensaje para la II Jornada Mundial de los Pobres. Compartimos con ustedes un resumen.
“Nadie puede sentirse excluido del amor del Padre”
El Papa Francisco comenzó el mensaje de este año recordando el Salmo 34 :”Este pobre gritó y el Señor lo escuchó”. Dijo que “Las palabras del salmista se vuelven también las nuestras a partir del momento en que somos llamados a encontrar las diversas situaciones de sufrimiento y marginación en las que viven tantos hermanos y hermanas, que habitualmente designamos con el término general de ‘pobres’”.
Ante esta realidad, el Pontífice resaltó que “el Señor escucha a los pobres que claman a Él y que es bueno con aquellos que buscan refugio en Él con el corazón destrozado por la tristeza, la soledad y la exclusión”. Agregó que es en esta misma sintonía en la podemos comprender más a fondo las Bienaventuranzas de Jesús: “Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos”(Mt. 5, 3).
Para el Obispo de Roma, como el salmista, “nadie puede sentirse excluido del amor del Padre, especialmente en un mundo que con frecuencia pone la riqueza como primer objetivo y hace que las personas se encierren en sí mismas”.
Gritar
Más adelante, el Santo Padre caracterizó con tres verbos la actitud del pobre y su relación con Dios: gritar, responder y liberar. Explicó que “La condición de pobreza no se agota en una palabra, sino que se transforma en un grito que atraviesa los cielos y llega hasta Dios”. Ante la actitud que muchos tienen ante las personas pobres se preguntó: “¿cómo es que este grito, que sube hasta la presencia de Dios, no alcanza a llegar a nuestros oídos, dejándonos indiferentes e impasibles?(…) estamos llamados a hacer un serio examen de conciencia para darnos cuenta si realmente hemos sido capaces de escuchar a los pobres”.
Advirtió el Papa Francisco que muchas veces las iniciativas que trabajan con los más pobres están “dirigidas más a complacernos a nosotros mismos que a acoger el clamor del pobre”. Y añadió: “Se está tan atrapado en una cultura que obliga a mirarse al espejo y a cuidarse en exceso, que se piensa que un gesto de altruismo bastaría para quedar satisfechos, sin tener que comprometerse directamente”.
Responder y liberar
Su Santidad mencionó que Dios no sólo escucha el grito del pobre, sino que responde. Aseguró que “La respuesta de Dios al pobre es siempre una intervención de salvación para curar las heridas del alma y del cuerpo, para restituir justicia y para ayudar a retomar la vida con dignidad”. Explicó que “Los pobres no necesitan un acto de delegación, sino del compromiso personal de aquellos que escuchan su clamor”.
Otra de las tres palabras que utilizó el Pontífice en el mensaje fue“liberar”. Destacó que “El pobre de la Biblia vive con la certeza de que Dios interviene en su favor para restituirle dignidad”. Además aseguró: “La pobreza no es buscada, sino creada por el egoísmo, el orgullo, la avaricia y la injusticia”. A su vez dejó palabras para los que esperan en el Señor: “Las cadenas de la pobreza se rompen gracias a la potencia de la intervención de Dios”.
“Ánimo. Levántate, Él te llama”
En el mensaje el Papa Francisco comparó la situación de muchas personas que viven al “borde del camino”, como le ocurrió al ciego Bartimeo en el Evangelio. “La falta de medios básicos de subsistencia, la marginación cuando ya no se goza de la plena capacidad laboral, las diversas formas de esclavitud social, a pesar de los progresos realizados por la humanidad…”.
El Obispo de Roma dijo que muchos esperan que alguien se les acerque y les diga: “Ánimo. Levántate, que te llama”, como le dicen a Bartimeo. Sin embargo,”las voces que se escuchan son las del reproche y las que invitan a callar y a sufrir”, lamentó. Aseguró que estas “Son voces destempladas, con frecuencia determinadas por una fobia hacia los pobres, considerados no sólo como personas indigentes, sino también como gente portadora de inseguridad, de inestabilidad, de desorden para las rutinas cotidianas y, por lo tanto, merecedores de rechazo y apartamiento”.
“Los pobres nos evangelizan”
Para el Santo Padre “Los pobres son los primeros capacitados para reconocer la presencia de Dios y dar testimonio de su proximidad en sus vidas”. Y recordó que “Dios permanece fiel a su promesa, e incluso en la oscuridad de la noche no hace faltar el calor de su amor y de su consolación”. Pero también remarcó: “para superar la opresiva condición de pobreza es necesario que ellos perciban la presencia de los hermanos y hermanas que se preocupan por ellos y que, abriendo la puerta del corazón y de la vida, los hacen sentir amigos y familiares”.
Sobre el final del mensaje, el Sumo Pontífice puntualizó que “Los pobres nos evangelizan, ayudándonos a descubrir cada día la belleza del Evangelio. No echemos en saco roto esta oportunidad de gracia. Sintámonos todos, en este día, deudores con ellos, para que tendiendo recíprocamente las manos, uno hacia otro, se realice el encuentro salvífico que sostiene la fe, hace activa la caridad y permite que la esperanza prosiga segura en el camino hacia el Señor que viene”.
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Recen por mi salud.