Las Hermanas de San Pedro Claver viven su día a día con un espíritu misionero. El continente africano les robó el corazón, yes allí donde realizan la mayor parte de su actividad misionera. Pero esta se extiende en todo el mundo: la congregación, de origen europeo, trabaja por la caridad en todos los continentes.
La mujer responsable de la fundación de la congregación, se llamaba María Teresa Ledóchowska. Si bien nació en Loosdorf, Austria, su padre era de Polonia y su madre, de Suiza. Vivió en una época turbulenta para el continente europeo, ya que durante aquellos años las naciones debatían y luchaban por la abolición de la esclavitud. Jola explicó que esta fase es referida por los misioneros como la “tercera fase de evangelización de África”. Se trató de un período histórico en el que surgieron varias congregaciones misioneras, que sentían un llamado a dedicarse enteramente al continente africano, principalmente a raíz de este tipo de discusiones sociales. Esa época presentaba ciertas dificultades que los misioneros de hoy no atraviesan: los viajes se hacían en barcos. Las travesías tardaban meses y la comunicación era muy limitada, por lo que gran parte de los misioneros que dejaban sus tierras, no volvían a verlas. Una vez entregados a lo desconocido, la vía que los misioneros tenían de contar todo lo que vivían lejos de sus casas era a través de la escritura de cartas.
El primer contacto de María Teresa con la actividad de misión fue en su lugar de trabajo. Proveniente de una familia noble, la fundadora trabajaba en el palacio de la princesa de Salzburgo, en Austria. Allí conoció a dos misioneras dedicadas a la caridad en Madagascar. A través de sus historias, María Teresa quedó totalmente fascinada, y decidió que quería dedicarse de alguna forma a la misión. Durante este tiempo, su cabeza permanecía dando vueltas en torno a una misma idea recurrente: “Ellas no tienen nada y son felices, mientras yo lo tengo todo y no lo soy”. Un tiempo después, recibió una carta proveniente de África que apelaba a las mujeres europeas a dedicar sus talentos a la misión en el continente africano, y no lo dudó. Entró en contacto con los misioneros. Ellos comenzaron a enviarle cartas contando todo lo que vivían allí, y ella decidió compartir estos testimonios con el mundo. Se convirtió en una de las primeras mujeres en abrir una imprenta, en la que comenzó a publicar la revista Eco de las misiones, que contiene diversos testimonios de misioneros y se sigue publicando hasta el día de hoy. Actualmente, María Teresa Ledóchowska sigue siendo llamada la “madre de los africanos”, sin haber siquiera pisado el continente.
Hermana Jola
La hermana Jola es una de las Misioneras de San Pedro Claver que residen en Uruguay. Oriunda de Polonia, vivió la mayor parte de su vida en Italia, y asegura que se siente más italiana que polaca. A diferencia de otros testimonios, su experiencia vocacional tuvo su origen en una pregunta que recuerda con gran temor: ¿Si tuviera que morir hoy, qué dejaría en el mundo? “Tenía 17 años, y festejaba mi cumpleaños. Con mis amigos decidimos beber mucho por primera vez, para saber cómo se sentía estar borracho”, contó Jola. Recordó haberse acostado en su cama luego de la fiesta, bajo los efectos del alcohol, y sentir mucho miedo frente a una pregunta que le surgió de manera repentina: “¿Si tuviera que morir hoy, qué dejaría en el mundo?”. A raíz de esta pregunta, Jola se propuso generar un cambio en el mundo: “Eso me asustó, y ahí decidí ser famosa. Quería dejar algo en el mundo, pero no sabía qué hacer. Tenía 17años y nada más, una vida normal de adolescente”. Recordó que poco después de esto, recibió un ejemplar de Eco de las misiones, y así conoció a la congregación de las Hnas. de San Pedro Claver. Con poco interés en la vocación por el momento, pero fascinada con la misión, Jola escribió a las hermanas, y estas la invitaron a un retiro en Cracovia. “Ahí mi corazón se quedó en África”, aseguró Jola.
“Nuestra fundadora decía que tenemos que amar las misiones, rezar por las misiones, y ayudar a los demás a conocer las misiones”
Años después, la hermana continuó relacionándose con el mundo de la misión, pero iba sintiendo un llamado cada vez más fuerte hacia algo más que eso. Más tarde, Jola sería invitada a un congreso de infancia misionera, que cambiaría su vida: “Pasó una hermana de San Pedro Claver que yo no conocía, y me la presentaron como la futura superiora general. Sin pensar en nada, la abracé y pensé: no me importa si van a ir a África o no, este es mi lugar”. Poco después, Jola se consagró a la congregación de Hnas. de San Pedro Claver.
La misión
“Nuestra fundadora decía que tenemos que amar las misiones, rezar por las misiones, y ayudara los demás a conocer las misiones”, destacó Jola como el mensaje más importante a transmitir desde la congregación. Las acciones de misión que realiza la comunidad a día de hoy, se basan en la recepción de cartas de los misioneros, quienes hacen pedidos de aquellas cosas que consideran más urgentes. Estas peticiones se convierten en un estimado de dos mil proyectos cada año en todo el mundo: “Son proyectos muy simples, a veces la construcción de un templo, una parroquia, o una casa de las Hermanas, o ayudas en becas de estudio y proporción de alimentos para los niños”. Explicó que los principales pedidos que reciben de Uruguay, son de alimentos para los sectores más pobres, pero también se encargan de otras actividades, como la impresión de Biblias para ciertas diócesis.
A nivel económico, Jola explicó que trabajan muy en conjunto con los laicos, que son quienes realizan donaciones económicas para que estas actividades puedan efectuarse. También destacó la organización de bazares, grandes comidas y la impresión de la revista, como otros caminos que crearon para conseguir el dinero que se necesita para alcanzar sus objetivos misioneros. A raíz de esto, agregó que las donaciones son enviadas por “la gente que es más sensible, y normalmente más sencilla”, y no necesariamente por quienes tienen más dinero.
La fe en la actualidad
Jola opinó también sobre la realidad actual de la fe en el mundo. Vivió más tiempo en Italia que en Polonia, y recordó que frecuentemente encontraba los templos italianos muy vacíos. Sin embargo, sí sentía que había grandes grupos de jóvenes que realizaban actividades y buscaban a Dios: “Hay una necesidad de Dios encada ser humano”, aseguró. Por el contrario, contó que la fe en el continente africano le resulta muy viva y muy participada: “No existe una vida sin Dios para un africano. También en la Iglesia hay una fe participada. En Kenia la misa de domingo podía durar 5 o 6 horas tranquilamente”. En el caso de Uruguay, Jola encontró una práctica de la fe diferente a las que conocía: “ La gente que viene a la iglesia participa de verdad. No es una fe personal, es una fe comunitaria, que te lleva a donar tu vida en práctica, a hacer algo de bueno a los demás”. Destacó que la Iglesia uruguaya es muy pequeña pero “tiene un gran corazón”.
“No existe una vida sin Dios para un africano”
“La gente que yo conozco viene a misa, pero también va a las cárceles para colaborar en la pastoral penitenciaria, hacen muchas obras para ayudar a las familias más pobres. En Polonia por ejemplo, las iglesias están llenas, pero eso no lo veo. Es ir a misa, y luego volver a la vida normal”. La práctica religiosa de Europa se vive de manera muy tradicional —explica—, es casi solo una consecuencia histórica: “Se convertía un rey, y todo el pueblo se convertía. Acá no, por eso es muy pequeña pero se vive de otra forma. Cada iglesia es diferente porque vive su historia”.
Por: Catalina Zabala
Redacción Entre Todos
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Concurrimos con esposa,hijas y nieta al Santuario de la Virgen de Schoenstatt en Nueva Helvecia y allí en la Santería adquiri un libro sobre San Pedro Claver. Conocí entonces sobre su abnegada vida y apostolado. Satisfecho estoy ahora de conocerlo
El título del libro es : San Pedro Claver, el servidor de los esclavos.