Continúa el Jubileo de la Misericordia en Bogotá
Desde el pasado sábado 27 de agosto, y hasta mañana martes 30, se está realizando en Bogotá la Celebración del Jubileo de la Misericordia o Jubileo de los Obispos. Esta instancia de encuentro del episcopado de toda América tiene como tema central la Misericordia y como se manifiesta en nuestro continente.
Mano tendida y misericordiosa
Uno de los representantes de nuestro país es el Cardenal Daniel Sturla, quién en Noticiero Oriental daba algunas de sus impresiones sobre este encuentro. Dijo que el Jubileo “es una celebración y hemos escuchado testimonios hermosos de como se está llevando a cabo este año especial en América toda”. También marcó la visita a obras de Misericordia de la Iglesia en Colombia, que al igual que en toda Latinoamérica marcan la “mano tendida y misericordiosa para la gente que más sufre”.
El Cardenal Daniel Sturla destacó el encuentro con otros obispos para delinear lo que queda de este Año de la Misericordia, y como los participantes están “muy preocupados por las situaciones de Brasil y Venezuela por las que estamos rezando en estos días”. Hizo referencia además a la presencia del presidente colombiano Juan Manuel Santos en la apertura de la Celebración del Jubileo, y la importancia del proceso de paz que está viviendo ese país.
La misericordia “palpita en el corazón y urge en nuestras manos”
Por su parte, en el marco del encuentro de los obispos, el Papa Francisco envió un video mensaje a todos los concurrentes. En primer lugar mostró su alegría por la participación de delegaciones de todo el continente “Ante tantos intentos de fragmentación, de división y de enfrentar a nuestros pueblos, estas instancias nos ayudan a abrir horizontes y estrecharnos una y otra vez las manos”. Enfatizó que esta instancia es “Un gran signo que nos anima a la esperanza”.
A continuación leyó algunos versículos de la carta de san Pablo a Timoteo resaltando la frase “fui tratado con misericordia”. El Pontífice señaló que “El Señor no se cansa de apostar por nosotros”, haciendo alusión a un pasaje de Ezequiel. Enfatizó que, como hizo San Pablo, debemos recordar el pecado y no tanto nuestras supuestas virtudes. Recordó a los presentes en el Jubileo la necesidad de tener “una conciencia humilde y no culposa de nuestra vida, de la vida de los demás y menos aún de nuestro pueblo”. Dio una definición clave: “Lejos de ser una idea, un deseo, una teoría e incluso una ideología, la misericordia es una forma concreta de tocar la fragilidad, de vincularnos con los otros”.
Una realidad creativa
En este marco, el Santo Padre marcó que “Nuestro modo de actuar no debe estar basado en el miedo, sino en la esperanza de transformación: en la conversión”. Una misericordia basada en la transformación “despierta la creatividad” afirmó. Y por tanto lo tanto la misericordia tiene libertad de espíritu, para que cada persona pueda comprenderla, no es “ni un modelo, ni una receta”.
El Papa Francisco dijo que la Misericordia “palpita en el corazón y es urgencia en nuestras manos”. También reflexionó sobre “las veces que nos escandalizamos, olvidando la forma en la que el Señor nos ha tratado”. Esto nos lleva “a juzgar y a dividir la sociedad. Dividirla entre buenos y malos.” Además “nos invade una lógica separatista que sin darnos cuenta nos lleva a fracturar más nuestra realidad social y comunitaria”. Advirtió que este comportamiento “nos va haciendo olvidar la realidad más rica y la doctrina más clara a ser defendida: siendo nosotros pecadores el Señor no dejó de tratarnos con misericordia”, nuevamente en clara alusión a San Pablo.
Más adelante, el Papa sostuvo que “vivimos en una sociedad herida, que sangra, y el costo lo terminan pagando los más indefensos”. Y aclaró que “a esta sociedad el señor nos envía, nos impulsa a llevar el bálsamo de su presencia, nos envía con un solo programa: tratarnos con misericordia”.
El Pontífice fue concreto al decir que “si nos falta un trato de Misericordia, nuestra pastoral se queda truncada, a mitad de camino”, esto involucra a la catequesis, a los seminarios, a las parroquias y hasta a la propia teología. Afirmó que “Misericordia es algo que día a día estamos llamados a pedir y aprender”. Para concluir el Papa Francisco advirtió “que todo trato hacia los demás, por justo que parezca, si no procede se la misericordia no es bueno”.
Mensaje completo del Papa Francisco: