La música en las celebraciones de la Arquidiócesis
por Carlos Medina Linares
Publicado en Entre Todos n° 388
Vivir sin música es prácticamente imposible: aun antes de nacer ya nos es familiar, desde el mismo vientre materno. Está comprobado que los bebés pueden distinguir patrones rítmicos desde el momento mismo que nacen. Y pocas cosas pueden tener una influencia tan clara en nosotros como la música. Nos lleva a otro tiempo y nos trae al presente. Nos da ánimo, nos devuelve la alegría, nos da fuerzas, nuevas ganas. Tiene el poder de transformarnos: nos ayuda a tranquilizarnos, a disfrutar, a hacer ejercicio mejor, a olvidar el estrés después de un día de trabajo duro. Es el lenguaje universal, con el que podemos transmitir emociones aun a gente que no habla nuestro idioma. La música es un hermoso regalo de Dios al hombre y afortunadamente todos tenemos acceso a ella, de una u otra manera. Nada puede hacernos sentir más en contacto con nuestra esencia que tocar un instrumento o cantar. Y no hablemos de lo disfrutable del hacer música con amigos, en grupo, de los lazos que crea.
El canto es expresión de amor
Cantar es propio de quien ama, como decía san Agustín. La palabra entonada dice más que la palabra hablada. Con la música celebramos, con la música alentamos, con la música alabamos… y con la música rezamos. Por eso la música nos acompaña y es tan importante en la celebración de la eucaristía. Con el canto nos sentimos parte de una comunidad, con el canto oramos y alabamos a Dios. Y a través del canto lo que vivimos en la celebración cala hondo y nos llega no solo a la cabeza sino al corazón. Y en eso consiste el ministerio musical de las parroquias: trabajar para que en cada celebración haya música acompañando a la asamblea. El programa comenzó a funcionar en marzo de este año y tengo la alegría de formar parte del proyecto como su responsable por invitación de nuestro arzobispo.
Primero lo primero: saber dónde estamos
Gracias a Dios somos muchos los que estamos prestando este servicio en varias parroquias de Montevideo. Pero hay un número importante de lugares en los que actualmente no hay quien acompañe musicalmente las celebraciones (o hay quien canta pero nadie acompaña con ningún instrumento). Eso es lo primero de lo que el Ministerio de música quiere ocuparse y solucionar: nuestro sueño es lograr que en cada templo haya un ministerio de música preparado, con los instrumentos necesarios y la amplificación adecuada.
En tal sentido lo primero que debemos hacer es conocer la situación de todas las parroquias de la arquidiócesis, por lo que el primer paso lo estamos dando para reunirnos con todos y cada uno de los párrocos, con el fin de conocer desde adentro la situación de cada lugar particular, cosa que estamos haciendo en estos meses. Luego de esa reunión también asistimos a las misas principales de cada parroquia para participar de la celebración y conocer a todos aquellos que las están animando musicalmente. Estamos haciendo un relevamiento de todos los músicos para que, luego, podamos encontrarnos y conocernos mejor, compartir inquietudes y apoyarnos entre nosotros tanto en lo musical como en litúrgico.
Nos hemos encontrado con una recepción abierta y cálida por parte de los sacerdotes y de mucho entusiasmo y ganas por parte de los músicos, y eso resulta más que gratificante y motivador.
¿Quiénes formamos parte de este servicio?
Integramos el ministerio todos aquellos que animamos (ya sea tocando o cantando) las misas de la arquidiócesis entera, desde el coro de la catedral hasta quien solamente entona los cantos en la más sencilla de las capillas. La idea es que los que estamos en esto nos sintamos parte de algo muy lindo y gratificante. Que lleguemos a ser un solo y gran equipo en acción en los diversos lugares. Que de ahora en más seamos más conscientes de la importancia del servicio que estamos prestando y que tengamos a quienes acudir y tener un espacio en donde apoyarnos, crecer musical y litúrgicamente, compartir inquietudes, ayudarnos entre todos, complementarnos y por qué no, ser “misioneros musicales” al servicio de toda la comunidad, especialmente de aquellos lugares en donde no hay música acompañando las celebraciones.
Otra función del ministerio es preparar la celebración de las grandes fiestas de la iglesia arquidiocesana.
Una invitación para todos los músicos católicos
En esta primera etapa somos un equipo de doce personas, con la tarea de dar a conocer el programa y ponernos al servicio en los distintos lugares. Primeramente estamos trabajando en un plan piloto de diez parroquias representativas de las diversas realidades de la arquidiócesis, para luego ir avanzando en el resto de la ciudad.
Esperamos que todo aquel que tenga ganas de cantar o tocar y formar parte del coro de la misa de su parroquia se anime y sepa que puede acudir a su párroco, manifestarle ese deseo y que cuenta con el ministerio de música para apoyarlo en todo lo que necesite para acompañar el canto y, como decía san Agustín, a través del canto, rezar dos veces.