Montserrat del Pozo diseñó un modelo educativo que revoluciona la enseñanza
Algunos la llaman «Sor Innovación» y no le queda mal. Con más de 30 años de experiencia en la educación, se dedicó a la investigación de teorías pioneras, desarrolló métodos de enseñanza revolucionarios y comparte su modelo con centenas de escuelas en todo el mundo. Hace unos días estuvo en Uruguay, invitada por la Asociación Uruguaya de Educación Católica.
Se llama Montserrat del Pozo y es hermana de las Misioneras de Nazareth. Dirige el Colegio Montserrat de Vallvidrera, en Barcelona, donde aplicó por primera vez un modelo educativo diferente, fruto de un trabajo que comenzó en 1986.
«Empezamos a estudiar el fracaso escolar. No me refiero a que los niños suspendían, sino a que cuando llegaban a la etapa previa a la universidad, muchos dejaban sus aficiones de lado. Los nadadores dejaban de nadar, los pianistas dejaban de tocar el piano; se enfocaban en el estudio y en sacar una buena nota en la prueba de ingreso a la Universidad. Para nosotros era un fracaso que tuvieran que dejar cosas que les eran importantes en beneficio de una nota de selctividad». Así resumió la hermana el comienzo de su investigación, en una cena con periodistas organizada por el Departamento de Comunicación de la Conferencia Episcopal del Uruguay.
Hallaron que el principal fracaso del sistema educativo estaban en el nivel inicial. Se involucraron con estudios neurológicos y con la teoría de inteligencias múltiples de Howard Gardner. Fueron a Francia, Gran Bretaña, Holanda, a la Universidad de Harvard en Estados Unidos. «Generamos un cóctel muy ecléctico y comenzamos. A partir de 2008 todo ha sido mejora continua del propio proyecto», comentó.
Hoy el modelo está en cientos de colegios de España, algunos de Europa y África. En América del Sur, se implantó en Paraguay, Venezuela, Colombia, Ecuador y Brasil, tanto en instituciones de la congregación como en otras. «Es un modelo que se incardina en el propio país y se contextuliza ahí. No es como una franquicia, es el propio colegio -en su país, con sus docentes- donde se desarrolla el modelo», aclaró la hermana.
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- El director de AUDEC, Rafael Ibarzábal, y la Hna. Montserrat del Pozo. /AUDEC
¿Cómo es el sistema?
En cada curso hay una gran aula con unos 120 alumnos y cuatro profesores. Estos tienen muy claro el objetivo de aprendizaje y diseñan la actividad. Los alumnos saben cuándo tienen que entregar una cosa u otra, son totalmente autónomos, trabajan solos. La materia es más extendida en el proyecto porque agregamos más objetivos. Y los cuatro profesores tienen más posibilidad de atender a todos.
¿Cómo es el rendimiento de los alumnos?
Para nosotros todo alumno es inteligente, según la teoría de inteligencias múltiples. Nuestra tarea es buscar cómo explicar los conceptos a cada uno. Intentamos evaluarlos por competencias, lo importante es ver si es buen comunicador, empático, si sabe hablar bien en público… no solo el 6, el 7 o la nota que sea.
En nuestro colegio no hay repetición porque acompañamos a los alumnos en todo el proceso, para que lleguen al mínimo aceptable.
¿Cómo aplican el modelo en diferentes escuelas?
Adaptarse al cambio lleva tres años. Trabajamos en cascada: formamos un grupo y ese forma otro. Nosotros desaparecemos, no queremos generar dependencia. Es que no nos dedicamos a dar formación, ¡lo nuestro es cambiar el mundo! Y es bueno que la escuela católica genere una alternativa en el país.
¿Cómo han logrado transmitir su sistema sin que hubiera resietencias?
Lo que más nos agradecen es compartitr lo que tenemos. En España los colegios estaban muy cerrados y competitivos entre ellos y de a poco han comenzado a abrirse. Nosotras salimos a mostrar nuestro proyecto y a dar formación a profesores nuevos y esto causó un gran impacto y nos dio una fama increíble. Es aquello del ciento por uno: cuanto más das, más recibís.
Siempre hay algunas personas que se ponen un poco nerviosas por el hábito, pero cuando hablas de calidad y profesionalidad, ya no lo ven. En Catalunya me he encontrado con una oposición muy fuerte pero al tiempo fue cambiando.
¿Los profesores se resisten al cambio?
Hay que generar la necesidad de cambio, ayudarlos a que sean eficaces en el trabajo y asegurarse que no se sientan amenazados. Nuestra experiencia es que un profesor de Secundaria es muy capaz de comprender lo que queremos cuando ve que el alumno responde bien. La máxima satisfacción de un docente no es solo tener un aumento de sueldo, sino que cuando está en el aula ante los alumnos, estos le respondan bien. Cuando ve esto, es muy capaz del cambio.
Por Carolina Bellocq