Sobre la Avenida Lezica se encuentra la parroquia María Auxiliadora, Santuario Nacional que conserva un siglo y medio de historia.
Todo comenzó con una carta que recibió Jacinto Vera, el miércoles 17 de noviembre de 1876. El remitente, nada menos que Don Bosco, le confirmaba que un grupo de salesianos iría a Montevideo, al sitio donde actualmente se encuentra el Santuario Nacional de María Auxiliadora. La Conferencia Episcopal, a través de su sitio web, recuerda el contenido de aquella correspondencia: “Un puñado de mis hijos salesianos va a Montevideo para iniciar el Colegio Pío, fundado por la caridad y el celo de Vuestra Excelencia”.
La inauguración del Colegio Pío no se hizo esperar y desde febrero del año siguiente se convirtió en un sitio de referencia para el catolicismo uruguayo, por tratarse del primer internado con escuela primaria y secundaria. De manera simultánea, los hijos de Don Bosco se ocuparon de la asistencia espiritual de dicha zona, en aquel entonces con una iglesia en honor a Santa Rosa.
“Todo el terreno fue donado. El campo era propiedad de Lanús, Lezica y Fynn, quienes se lo entregaron a los salesianos. Algunas construcciones ya estaban en aquel entonces. La capilla era de Santa Rosa y posteriormente se cambió para María Auxiliadora. Cien años después de su aparición, en 1988, fue que se hizo Santuario Nacional”, recuerda el P. Julio Dodero, su párroco.

El Santuario de María Auxiliadora está ubicado junto al Colegio Pío. Fuente: Romina Fernández
Un lugar con historia
Julio tiene setenta y cinco años de edad (cuarenta y seis de ellos como cura y cincuenta y seis desde que comenzó salesiano). Oriundo de Paysandú, pero proveniente desde Rivera, aclara que prefiere no centrarse en su vida sino en su comunidad, a la que considera mucho más importante. Hace dos años partió desde el norte del país hacia nuestra capital, y desde entonces se instaló en el Santuario Nacional de María Auxiliadora, su nuevo sitio de referencia. Se declara como un apasionado por la historia y precisa que, para tomar valor de la parroquia, hay que dimensionar el sitio en el que está construida.
“Los salesianos llegaron el 26 de diciembre de 1876. El pasado domingo la zona de Villa Colón celebró 150 años desde su creación, con la presencia del presidente, autoridades del Ministerio de Educación y Cultura, el ministro de Defensa y otras personalidades. Actualmente están los barrios de Lezica, Colón, Conciliación y otros lugares, pero antes todo lo que había por acá era Villa Colón. Esta zona nació siendo como un área paradisíaca de descanso, para quienes se alejaban de la ciudad para tomar un respiro, y hoy en día es un sitio humilde de trabajadores que quieren salir adelante. En la entrada, junto al arco del triunfo, está el único monumento a Colón en el país. Es un lugar con mucha historia”, explica.
Un templo particular, para una comunidad distinta
Resulta complejo –casi imposible– considerar a la comunidad sin evaluar el sitio en el que están emplazados. En este sentido, el párroco sanducero acota que “se trata de una parroquia grande en tamaño, pero pequeña en el territorio que actualmente representamos. Villa Colón en su totalidad es enorme, y en el plano cívico integramos el Municipio G, que es el más extenso de Montevideo. Pero también es el que tiene menor población de todo el departamento, y el territorio que actualmente representamos es pequeño, solo cubrimos desde el arroyo Pantanoso hasta la Ruta 5, y posteriormente aparece la parroquia de Melilla”.
Desde su perspectiva, “la parroquia se ve inmensa pero los alrededores son complejos. Alrededor del hospital Saint-Bois o de lo que era la cárcel de La Tablada, son todos asentamientos. Nosotros como comunidad atendemos a todos esos niños que se crían en ese contexto, los ayudamos a mejorar esa realidad”.

Una imagen de Don Bosco junto a Domingo Savio preside el patio del santuario. Fuente: Romina Fernández
Una fuerte presencia social
El P. Dodero no duda en afirmar el gran trabajo que se realiza junto al barrio. “En la parroquia tenemos el centro de pastoral social, en el que funciona la olla de la zona. Los viernes, un equipo de jóvenes se ocupa de eso, con una entrega y una dedicación admirable, y con un gran cariño por ayudar al otro. Se ofrece comida caliente en los lugares donde la están precisando, y los alimentos se preparan aquí”, puntualiza.
En este sentido, el párroco agrega: “dentro de la zona de Villa Colón funcionan ocho oratorios, en los que jóvenes atienden a chicos apartados por la sociedad. Los traemos, los educamos, jugamos, les damos la merienda y enseñamos catequesis. Por ejemplo, en la Tablada, tenemos cerca de ciento cincuenta niños todas las semanas. También, en la calle Niña entre Lezica y Lasagna, hay un hogar de ancianos donde celebramos misa todos los jueves. Son casi cincuenta adultos mayores que participan de estas celebraciones”.
Pero la obra social de la comunidad no termina allí. “Tenemos mucha presencia y de diversos tipos, en los que cada uno plasma su propio carisma. Por ejemplo, aquí está, dentro de nuestro territorio y sobre Melilla, la Institución Dalmanutá, que cuenta con centros CAIF y una presencia religiosa muy fuerte. Del otro lado de la calle Veraguas, hay una policlínica y un CAIF atendido por las damas salesianas, que es una rama de nuestra congregación. Son laicas que prestan un servicio social y también hacen su misión religiosa. Además, dentro de nuestro terreno está la Casa Valdocco, en honor al barrio de Turín en el que Don Bosco realizó una importante obra. Nosotros también queremos educar niños allí, por eso compartimos el nombre. Son chicos que vienen con unas carencias y unas experiencias de vida tremendas. La adaptabilidad es compleja y hay reacciones de violencia complicadas, es un desafío implementar a partir de eso la educación del amor, que pertenece a san Francisco de Sales y que nosotros compartimos”, sostuvo.
En esta casa, ubicada en Veraguas 1871, se atienden casi cuarenta niños del INAU de cuatro a doce años, que realizan una experiencia previa a la adopción.
«Hay una generosidad dentro de comunidad que me impacta».
P. Julio Dodero.
Diversidad de propuestas
Refiriéndose a la apuesta pastoral de la parroquia, el P. Dodero explica que su alcance es amplio. Por una parte, se presta colaboración con otros dos templos de la zona, que son la Capilla Casa Provincial de las Hnas. de las hijas de María Auxiliadora (Lezica 6187) y la Capilla Nuestra Señora de las Mercedes (Juan P. Lamolle 1639). “Antes eran tres, contando al hospital Saint-Bois, íbamos todos los días, pero eso se dejó de lado y ya muchos hospitales no permiten ese tipo de actividades religiosas”, comenta.
Específicamente hablando de su parroquia, el sacerdote explica los grupos que actualmente funcionan en la comunidad: “A nivel pastoral, brindamos diversa asistencia sacramental. Por un lado, catequesis para niños, en la que ahora participan más de una decena y vienen todos los sábados a preparar su primera comunión. Paralelamente, tenemos el grupo de confirmación, que se reúne los domingos en la mañana. La presencia de los fieles es muy buena, con un promedio de cien a ciento cincuenta personas considerando la misa de las 11 y la de las 19 horas. Hay grupos de oración, de adoración, de todo tipo”.
Para el P. Dodero, una de las comunidades que se destaca es el grupo de ADMA, que es la Asociación de María Auxiliadora. Está integrada por fieles, ma
yoritariamente mujeres, que se juntan todos los 24 de mes para rezar el rosario y hacer adoración.
No obstante, a nivel general, de la parroquia, lo que le llama la atención es la cantidad de bautismos y casamientos: “Es algo increíble. Los sábados, a las cuatro de la tarde, el diácono José Pouse siempre tiene que bautizar a alguien. Lo mismo pasa con los casamientos, tenemos todos los fines de semana —este mes nos tocan siete y para febrero, por ejemplo, tenemos confirmados otros seis—. La parroquia es pintoresca, tiene capacidad para ciento cincuenta personas y estamos cerca de algunas chacras de eventos, por lo que celebran por acá y luego se van a las fiestas.
“Tengo ganas de hacer muchas cosas, de que esto funcione más como Santuario. Intento ayudar a la parroquia, pero la realidad es que es María quien me está cuidando”, repite al concluir.
Cifras
145 son los años que tiene de historia el templo junto al Colegio Pío.
40 son los niños, de entre 4 y 12 años, que realizan allí su adaptación para la adopción.