Durante esta jornada se celebra el Miércoles de Ceniza, instancia que marca el principio del tiempo de Cuaresma. El Card. Daniel Sturla presidió la misa en la Catedral de Montevideo.
A través del rito de las cenizas, la Iglesia comienza el camino de preparación hacia la Semana Santa, con el período denominado como tiempo de Cuaresma y que se prolongará por seis semanas.
Este recorrido hacia la Pascua se celebró con la Santa Misa de Miércoles de Ceniza, presidida por el Card. Daniel Sturla en la Catedral Basílica Metropolitana, y acompañado por el Pbro. Juan González, párroco del templo.
Una característica del inicio de este tiempo será la utilización del color morado para celebrar las misas, como símbolo de la penitencia y la esperanza. Se trata del color propio de la Cuaresma y del Adviento, dos instancias en las que se invita a los fieles a atravesar un período de conversión como preparación hacia la alegría de recibir la Pascua y la Navidad, respectivamente.
Un camino de conversión
Durante su homilía, el cardenal hizo mención al proceso que comienza a atravesar la Iglesia, en camino hacia la celebración de la Pascua. «La conversión es el cambio al que nos invita este tiempo. Cambiar de vida siempre es una conversión a Cristo, mirarlo a Él. De un modo especial, en la carta de hoy de San Pablo a los Corintios, se nos dice una expresión muy fuerte: ‘A aquel que no conoció el pecado, Dios lo identificó con el pecado en favor nuestro’. Jesucristo, el cordero inocente, cargó sobre sí todos los crímenes, todos los males, todos los abusos, todas las miserias de la humanidad», explicó.
En esta línea, el arzobispo mencionó la importancia de este gesto: «Carga sobre sí nuestras faltas para, con su amor, purificarnos, lavarnos, rescatarnos, salvarnos, redimirnos. Convertirse a Cristo en este tiempo de Cuaresma es, ante todo, contemplar su sufrimiento por llevar nuestros pecados para poder obtener su perdón. ¡Qué maravilla del amor de Dios!»

El cardenal solicitó a los fieles que. esta conversión, no se manifieste solamente en un proceso interior. Fuente: R. Fernández
Oración, limosna y ayuno
El Card. Sturla invitó a poner nuestro esfuerzo para que esa conversión «no quede solo en una vivencia espiritual, que a veces se puede volver medio etéreo. Ahí están los tres clásicos caminos del tiempo de Cuaresma, de los que hablaba el evangelio de hoy: la oración, la limosna y el ayuno».
El arzobispo explicó que, mediante la oración, se debe buscar un espacio de oración en cada día. «Debemos pensar, desde que nos levantamos, que nuestra vida pueda ser una ofrenda agradable a Dios. La oración se hace ofrenda, pero también es un compromiso concreto», precisó.
En segundo término, el cardenal explicó que la limosna puede exceder a la ayudar económica: «No es solo darle algunas moneditas al hermano que necesita y que sufre, sino la actitud de caridad, que puede ser también la visita a aquel que precisa nuestro tiempo y cariño».
Por último, expresó el valor del ayuno: «Podemos ayunar muchas cosas, como la televisión, internet, Netflix, el celular, el cigarrillo o muchos otros ejemplos, pero siempre el tema de la comida, en toda tradición religiosa, es muy importante y no podemos desconocer que la Iglesia nos lo ha propuesto desde siempre».
Ser embajadores de Cristo
En el transcurso de su prédica, el Card. Sturla también reflexionó sobre la importancia de ser misioneros del Señor. «Obviamente, todo este camino nos lleva a esa gran conversión que, para nosotros, está unida a que no sea solamente algo interior, sino que nuestro cambio nos convierta en verdaderos embajadores de Cristo. ¡Que linda expresión para manifestar nuestro ser misionero!», reconoció.
Al concluir su homilía, afirmó su deseo de que la conversión hacia Cristo impregne esta Cuaresma y nos prepare hacia una Pascua muy particular: «El próximo 6 de mayo tendremos el anhelado acontecimiento de la beatificación de monseñor Jacinto Vera. Será una Pascua especial, y debemos prepararnos hacia ella siguiendo sus huellas»

Los fieles se acercaron para recibir las cenizas en señal de cruz. Fuente: R. Fernández
«Conviértete y cree en el Evangelio»
Posteriormente, el Card. Sturla bendijo las cenizas, hechas de los ramos de olivos del pasado Domingo de Ramos, para posteriormente invitar a los fieles a que se acercaran para recibir su imposición en la frente y en forma de cruz, acompañado por la frase: «Conviértete y cree en el Evangelio».
Este gesto está inspirado en los tiempos pretéritos, cuando los pecadores convertidos se cubrían con ceniza para reconocer su fragilidad y necesidad de la misericordia de Dios. La Iglesia lo conserva, más que como un símbolo exterior, como representación de la actitud del corazón penitente a la que los cristianos están llamados en la Cuaresma. Es un signo que abre a la conversión y al esfuerzo de la renovación pascual.
Librillo de Cuaresma
La Iglesia Católica de Montevideo preparó un librillo para acompañar el camino de la Cuaresma. Para este año, el material nos propone la lectura continuada del Evangelio según San Mateo.
Este contenido, junto con reflexiones diarias, se puede descargar aquí.