Los nuevos sacerdotes son: Mario Noguerol Uceda, Ignacio Puiggari, Pablo Ibarra, Mario Santangelo, Paul Berahino, Nicolás Soto y Dominic Tran
En un año tan especial, el Señor siguió llamando a varios hermanos para el sacerdocio ministerial. En celebraciones marcadas por el tiempo de pandemia, seis de estos siete nuevos sacerdotes provienen del extranjero. Aunque la mayoría estaba lejos de casa, pero arropados por la Iglesia en Montevideo y con sus familiares y amigos siguiendo las ordenaciones a través de ICMtv, dieron esperanzados su «sí» a Cristo.
El sábado 25 de abril, en la Catedral Metropolitana de Montevideo, tuvo lugar la ordenación sacerdotal de Mario Noguerol Uceda. El presbítero nació en Lima, Perú, hace 32 años. La Misa estuvo presidida por el Card. Daniel Sturla, acompañado por el Obispo Auxiliar de Montevideo, Mons. Pablo Jourdan y algunos sacerdotes de la Arquidiócesis; entre ellos el párroco de La Anunciación y también integrante de Pro Ecclesia Sancta, el P. Armando Chico. Tal como sucedía desde el comienzo de la pandemia, no hubo presencia de fieles en la Iglesia Matriz, y sus familiares y amigos pudieron seguirlo a través de la transmisión de ICMtv.
Para el Arzobispo también esos días marcados por la pandemia fueron ocasión para que arda el corazón, “viendo aquí y allí la presencia providente de Dios en esta situación dolorosa que vivimos”. “Es verlo resucitado en miles de gestos y obras de caridad que este tiempo ha suscitado. Es verlo en las familias transformadas nuevamente en iglesias domésticas. Es verlo en Mario, en las palabras que el otro día me decía: ‘tengo ansias de ser sacerdote’”, compartió.
La vida como ofrenda
Por su parte, el sábado 31 de octubre, en la Parroquia Ntra. Sra. de Fátima del Cerro, fue ordenado sacerdote el jesuita Ignacio Puiggari, oriundo de la provincia de Buenos Aires, Argentina. La misa fue presidida por el Card. Daniel Sturla, acompañado por varios sacerdotes de la Compañía de Jesús, entre ellos el párroco local, el P. Rubén Strina, así como diáconos y fieles de la comunidad. La celebración fue al aire libre y con las medidas de protocolo pertinentes.
Durante la homilía, el Arzobispo de Montevideo le recordó a Ignacio que el sacerdocio “no se trata de una actividad más que estás llamado a realizar, de un trabajo o profesión. Sino que se trata de la ofrenda de tu propia vida”. También le confió al novel sacerdote que «estar unido al Señor es el secreto para la vida de todo apóstol».
Sembrar sin desfallecer
Al día siguiente, el domingo 1° de noviembre, en la Solemnidad de Todos los Santos, se celebró la ordenación de tres nuevos sacerdotes: Pablo Ibarra y Mario Santangelo, del Camino Neocatecumenal, y el Hno. Paul Berahino, de los Misericordistas.
Si bien algunos fieles acompañaron la celebración en la Catedral Metropolitana, con las medidas pertinentes, los familiares debieron acompañarlos a través de la transmisión de ICMtv, ya que los tres nuevos sacerdotes son extranjeros (México, Italia y Burundi).
En la homilía, el Card. Daniel Sturla recordó que los nuevos sacerdotes “han venido de lejos para servir al pueblo uruguayo. A esta Iglesia pequeña y pobre, y al mismo tiempo libre y hermosa”. Agregó que los tres conocen nuestra realidad, porque hace muchos años llegaron al país.
“Saben bien que aquí no recibirán muchos aplausos y gratitudes. No es Uruguay un lugar de éxito fácil para los evangelizadores. Esta tierra hay que quererla mucho, querer a su gente y entender su necesidad de Evangelio; arar esta tierra dura y sembrar sin desfallecer. Buscar de mil formas anunciar a Cristo”.
Sacerdotes de Cristo y de su Iglesia
El Card. Daniel Sturla celebró la ordenación sacerdotal de dos salesianos Nicolás Soto y Dominic Tran, que proviene de Vietnam, el sábado 21 de noviembre, en el exterior del Santuario Nacional de María Auxiliadora de Lezica en Montevideo.
El Arzobispo les dijo a los nuevos sacerdotes durante la homilía que «serán sacerdotes de Cristo y de su Iglesia. La Iglesia que es siempre madre de ustedes será, a partir de hoy, su esposa(…)». Y añadió «la esposa a la que cuidar y amar, y con la que establecen una alianza indisoluble que requiere la fidelidad de cada día”.
Luego, partiendo del carisma salesiano les habló sobre la Auxiliadora: “Cada día es necesario cultivar la devoción a la Auxiliadora, que hace al salesiano (…) Que María Auxiliadora interceda cada día por ustedes, para que sean auténticos sacerdotes de Cristo, fieles discípulos de Don Bosco, que quieran como él salvar a los jóvenes integralmente”.