A 40 años del atentado a San Juan Pablo II en el Vaticano
Un 13 de mayo como hoy, pero hace 40 años, la humanidad fue conmovida por un doloroso suceso: el Papa Juan Pablo II —que gozaba de la simpatía y el cariño de miles de personas— recibió 4 disparos que pusieron en peligro su vida cuando ingresaba en un auto descapotable a la Plaza San Pedro, en el Vaticano.
Alí Agca, un joven musulmán de 23 años, ex miembro del grupo ultranacionalista turco «Lobos grises», fue el autor de los disparos. Se trataba del primer ataque que sufrió Karol Wojtyla durante su papado, en 1981. El segundo atentado —que quedó trunco—, tuvo lugar en Portugal, en mayo de 1982.
Perdón y misericordia
Cuando estaba internado, recuperándose de las heridas recibidas por las balas, el Papa desde el hospital grabó un mensaje en que se dirigió a los peregrinos que asistían a la Plaza San Pedro: «Les doy las gracias con emoción por sus oraciones y les bendigo a todos. Rezo por el hermano que me atacó, al que he perdonado sinceramente».
Las primeras palabras del Papa, herido casi de muerte, fueron de perdón para su agresor. Y este mensaje llegó al corazón del mundo entero con más fuerza aún, cuando el 27 de diciembre de 1983 el Pontífice cruzó el umbral de la cárcel de Rebibbia para entrar en la celda de Alí Agca, y abrazar al joven que quiso asesinarlo.
Nadie escucho las palabras que le dirigió, pero toda su actitud corporal era de perdón y misericordia, gestos que conmovieron al mundo entero. Juan Pablo II le regaló a Agca
un rosario de nácar, y afirmó que el extremista turco se había arrepentido de su ataque y le renovó su perdón.
Agca fue liberado de una prisión de Ankara en 2010 —después de pasar casi treinta años en cárceles de Italia y Turquía por el intento de asesinato contra el Papa, así como por otros crímenes cometidos en suelo turco—.
Convertirse al Evangelio implica perdonar
Juan Pablo II estuvo en el gobierno de la Iglesia entre los años 1978 y hasta su muerte en 2005 y fue canonizado por el Papa Francisco en el 2014.
El 27 de diciembre de 2014, Agca fue fotografiado llevando un ramo de flores para poner en la tumba de Juan Pablo II en el Vaticano, en el trigésimo primer aniversario de que el fallecido Papa lo visitara en la cárcel.
Karol Wojtyla, celebrando la misa de la jornada del perdón del año santo 2000, decía a los fieles palabras, que habían sido probadas en su propia vida:
“Al mismo tiempo que confesamos nuestras culpas, perdonemos las culpas cometidas por los demás contra nosotros. En el curso de la historia los cristianos han sufrido muchas veces atropellos, prepotencias y persecuciones a causa de su fe. Al igual que perdonaron las víctimas de dichos abusos, así también perdonemos nosotros. La Iglesia de hoy y de siempre se siente comprometida a purificar la memoria de esos tristes hechos de todo sentimiento de rencor o venganza. De este modo, el jubileo se transforma para todos en ocasión propicia de profunda conversión al Evangelio. De la acogida del perdón divino brota el compromiso de perdonar a los hermanos y de reconciliación recíproca.”