Un regalo, un honor y una responsabilidad.
¿Alguna vez te has preguntado cómo surgen los ‘cambios’ en la Iglesia? ¿Cómo es que el Espíritu Santo nos guía y lleva por los caminos de la historia de la salvación?
Seguro has escuchado y recuerdas el relato de Hch 15 en donde los apóstoles con los sacerdotes de aquel tiempo se reunieron por primera vez para discernir las exigencias prácticas de la fe respecto de los paganos conversos de ese entonces: “El Espíritu Santo y ellos decidieron…”. Cuando tomamos conciencia de este hecho, y cada vez que volvemos a leerlo, podemos llenarnos de un santo temor al ver que desde entonces y hasta hoy el Señor continúa guiando a la Iglesia a través del Espíritu Santo con tanto poder y eficacia.
El Señor no falla, “no abandona la obra de sus manos”; y esta alegría es la que motiva la invitación del papa Francisco a participar desde nuestra Iglesia local en este tiempo de Sínodo, de especial escucha y discernimiento a la luz del Espíritu Santo.
En octubre del 2021, en la homilía de la misa que dio inicio al año sinodal, el papa Francisco afirmó:
«El Espíritu nos pide que nos pongamos a la escucha de las preguntas, de los afanes, de las esperanzas de cada Iglesia, de cada pueblo y nación. Y también a la escucha del mundo, de los desafíos y los cambios que nos pone delante. No insonoricemos el corazón, no nos blindemos dentro de nuestras certezas. Escuchémonos».
Y, más adelante: “¿Estamos dispuestos a la aventura del camino o, temerosos ante lo incierto, preferimos refugiarnos en las excusas del “no hace falta” y del “siempre se ha hecho así?».
Como aquella primera vez, se nos vuelve a invitar a orar, escuchar y discernir en torno a diferentes temas, nuevas vivencias en la actualidad de la Iglesia. Como lo explica nuestro sumo pontífice: “hacer sínodo significa caminar juntos en la misma dirección. Miremos a Jesús, que en primer lugar encontró en el camino al hombre rico, después escuchó sus preguntas y finalmente lo ayudó a discernir qué tenía que hacer para heredar la vida eterna. Encontrar, escuchar, discernir: tres verbos del Sínodo en los que quisiera detenerme”.
Desde los primeros siglos se designan con la palabra “sínodo” las asambleas eclesiásticas convocadas en diversos niveles (diocesano, provincial o regional, patriarcal, universal) para discernir, a la luz de la Palabra de Dios y escuchando al Espíritu Santo, las cuestiones doctrinales, litúrgicas, canónicas y pastorales que se van presentando periódicamente. ¡Qué responsabilidad formar parte de un sínodo en este tiempo!
¿En qué etapa estamos hoy?
Desde el 1.° de febrero hasta el 30 de abril de este año nos ocupa la etapa de la escucha al pueblo de Dios, en particular en nuestra Iglesia local de Montevideo. Este tiempo de ‘recolección’ es tan importante como necesario. Diferentes sectores, toda la riqueza y variedad de la Iglesia representada, unidos y en oración por los frutos de este tiempo al que nos ha convocado el papa. Hoy también podemos ser instrumentos del Espíritu Santo.
¿En qué basarnos para discernir?
Al respecto el papa Francisco explica que la Palabra de Dios nos abre al discernimiento y lo ilumina, orienta el Sínodo para que no sea una ‘convención’ eclesial, una conferencia de estudios o un congreso político, sino un acontecimiento de gracia, un proceso de sanación guiado por el Espíritu Santo.
¿Cómo podemos hacer?
En primer lugar con la oración para que haya frutos y por este tiempo especial de trabajo. Y en segundo lugar, muy importante, estando atentos a participar de este proceso en nuestra comunidad. ¡Este es también el tiempo de la obra de Dios! ¿Cómo te gustaría sumar?