Misa por la pascua del P. Robin Traverso
La madrugada del pasado lunes 5 de abril, la Iglesia de Montevideo se vio conmovida por el fallecimiento del P. Héctor Robin Traverso Batto. Tenía Tenía 82 años, y 48 de sacerdote. Caracterizado por su bonhomía y entusiasmo, muchos —católicos y no católicos— lo conocían como el sacerdote de la alegría.
Esa misma noche, —lunes de la octava de Pascua— se realizó una misa en su memoria en el templo de la Parroquia San Juan Bautista. La ceremonia fue presidida por el Card. Daniel Sturla, acompañado por algunos sacerdotes, entre ellos el P. Sebastián Alcorta, de la parroquia de Pocitos; el P. Gonzalo Estévez, párroco de Stella Maris; y el P. Daniel Kerber, párroco de Punta Carretas; los últimos tres lugares donde estuvo —sirviendo y viviendo— el P. Robin Traverso.
La misa contó con un aforo limitado y siguiendo estrictamente los protocolos. Además fue transmitida a través del canal de Youtube de ICM tv y por canal web San Juan tv.
Durante toda la jornada del lunes y los días siguientes, fueron cientos las muestras de cariño que se han podido ver en las redes sociales y en medios de comunicación.
El cariño de muchos
La homilía estuvo a cargo del P. Sebastián “Cheba” Alcorta, quien quedó a cargo en la Parroquia San Juan Bautista de Pocitos el pasado mes de enero, luego del retiro del P. Robin.
El P. Alcorta comenzó relatando el momento en que recibió la noticia: “cuando hoy temprano salgo de una misa que estaba celebrando y activo el celular, veo una llamada perdida del celular del cardenal y ya sospechaba por donde podía venir la mano. Enseguida le escribo y me responde, dándome la noticia que nuestro querido Robin había vivido su pascua”.
Si bien sintió un profundo dolor y tristeza en ese momento, el joven sacerdote compartió con los presentes que “la alegría y la esperanza, que brotan de la resurrección, me ayudaron a digerir esa noticia”.
Añadió que “en la resurrección de Cristo y en la gratitud a Robin, encontré el deseo de predicar esta homilía. Y fiel al estilo de nuestro querido padre la escribí, porque sabía que seguramente la emoción me terminaría jugando una mala pasada. Y también, fiel al estilo de nuestro querido Robin, quería saludarlos: queridos pocitenses”
El P. Sebastián recordó a algunas de las comunidades donde había servido el P. Traverso, -sobre todo en las últimas tres décadas-: Stella Maris, en Carrasco, y Ntra. Sra. de Lourdes, en Malvín. También hizo referencia a las cientos de personas que conocieron al P. Robin y pudieron seguir la misa por las redes sociales. “Y pienso en una computadora que tal vez, muy cerquita del Papa Francisco, esté siguiendo esta transmisión”, agregó en clara referencia al P. Gonzalo Aemilius, secretario personal del Santo Padre, y amigo muy cercano del P. Robin. “También estos medios nos han permitido expresar el cariño que le tenemos, —y le tendremos— a nuestro querido Robin”,añadió.
“Gracias por la vida de Robin”
Mostrándose impresionado que producía el P. Traverso, el joven sacerdote dijo: “si Robin se nos ha adelantado en el camino al Cielo, no es para alejarse, sino para estar presente de una manera distinta. Lo seguimos sintiendo presente”.
Y mencionó: “A veces uno cuando quiere decir alguna palabra sobre algún ser querido difunto corre el riesgo de ya querer canonizarlo. Justamente me apoyo en las propias palabras de Robin para no ceder a este riesgo. Él fue el primero en predicarnos siempre sobre una fe cristiana de carne y hueso; con nuestros límites, con nuestros defectos y pecados, de los que él no se libro porque era de carne y hueso —como cada uno de nosotros—. Pero al mismo tiempo, pienso que a Robin le sobran méritos y cualidades para poder alabarlo, sin querer canonizarlo, pero sí recordándolo con una memoria agradecida”.
Y emocionado agradeció al Señor: “¡gracias por la vida de Robin!, ¡gracias por la buena noticia que nos comunicaste a través de él!, ¡gracias Señor!”
A continuación, invitó a los presentes a escuchar algunas palabras del propio P. Robin en la homilía de los Fieles Difuntos del año 2020: “Pensar en los queridos difuntos es recordar agradecidos lo que ellos amaron, es recordar agradecidos lo que ellos dieron, entregaron, construyeron. Pensar en los queridos difuntos es recordar agradecidos lo que ellos hicieron posible para otros, para nosotros, para cada uno. Homenajearlos es unir su vida fructífera con la nuestra”. Y añadió a estas palabras: “hoy queremos, de manera especial, unirnos a la vida fructífera de Robin. Y si habrá frutos que recoger; frutos de una vida entregada”.
“Un gran sacerdote”
Más adelante, el P. Alcorta quiso destacar tres características del P. Robin, aunque “seguramente me quede corto”, admitió. “En primer lugar —y sobre todas las cosas— Robin fue y es un gran sacerdote de Cristo, sacerdote para siempre. Sacerdote, aquí en la tierra, al servicio de Dios en la Iglesia, y sacerdote, para siempre, en la eternidad”, enfatizó el P. Sebastián.
Y añadió “estaba a punto de cumplir sus 50 años de ministerio. A cuántos hermanos habrá santificado a través de los sacramentos, cuántas miles de misas habrá celebrado, cuántos habrá acercado al sacramento de la reconciliación, a cuántos nuevos cristianos recibió en el sacramento del bautismo, cuántos casamientos habrá presidido”.
Y llamó a los presentes —y a quienes seguían las transmisión online—a pensar “a cuántos hermanos santificó con su testimonio de vida sacerdotal, sus enseñas, su tiempo compartido con sus comunidades y con el barrio”.
La segunda característica que quiso resaltar el actual Vicario de las Vocaciones fue el entusiasmo del P. Robin. “El entusiasmo —y la alegría— con la que vivió hasta sus últimas horas de vida es admirable. A pesar de las dificultades él ponía la mejor cara, estaba de buen humor, vivía con mucho entusiasmo su vida. Le encantaba celebrar la vida en cada una de las comunidades donde estuvo, y estoy seguro que ahora también seguirá celebrando la vida”, dijo emocionado.
Después, en tercer lugar, el P. Alcorta describió al P. Robin como ejemplo de amor fraterno. “Yo he visto en Robin uno de los ejemplos de mayor caridad cristiana, de amor fraterno, en su cuidado con el P. Ernesto Diano”, sostuvo.
Y concluyó diciendo: “Si hoy queremos homenajear y recordar a Robin, unamos nuestra vida con la suya, haciendo nuestro su entusiasmo y alegría por la vida, tomando su ejemplo de amor fraterno en el servicio al prójimo. Para eso, no nos queda otra que hacer igual que él: tomar toda nuestra fuerza de Cristo. Y recordó sus palabras ‘Vos abrazate a Cristo Jesús, es lo que importa’.
La vida de un sacerdote al servicio de Cristo
Héctor Robin Traverso Batto nació en Montevideo, en 1939. Fue a la escuela pública en Belvedere, y durante sexto año comenzó a ir —con un grupo de compañeros— a catequesis. El liceo lo hizo en el Colegio Maturana. Ya en tercero de liceo sintió el llamado al sacerdocio, a pesar de la no aceptación familiar. Al terminar el liceo comenzó a estudiar magisterio, pero después de un par de años —al cumplir los 21— ingresó al seminario.
Terminado el seminario tuvo un pasaje por la Iglesia del Cordón después por la Catedral Metropolitana. Fue ordenado en 1972. Estuvo en el Arzobispado de Montevideo, como secretario de Mons. Carlos Parteli. Más adelante volvió a la Catedral y luego fue nombrado párroco de San Miguel Arcángel —del barrio Villa Muñoz—, en el año 1987. Llegó, como párroco, a la Parroquia Ntra. Sra. de Lourdes —de Malvín— a principio de la década de los 90, donde estuvo durante diez años.
De allí fue como párroco a Stella Maris de Carrasco. En 2013, asume como párroco de San Juan Bautista, en Pocitos. Desde finales de enero estaba viviendo en la Parroquia Nuestra Señora del Sagrado Corazón (Punta Carretas).
Fue Vicario de la Pastoral Familiar, de la Pastoral Popular, Pastoral Vocacional y director del quincenario Entre Todos; entre otros servicios que brindó a la Iglesia de Montevideo.