El año 2021, al igual que 2020, estuvo marcado por la pandemia. La pérdida, la soledad y la confusión fueron parte de lo que a todos nos tocó vivir. Pero también fuimos testigos de la solidaridad, el esfuerzo, las manos tendidas, la fe y la esperanza presentes en nuestra sociedad y en nuestra Iglesia. Aquí mostramos un resumen —pequeño, por cierto— de lo que se vive en parroquias, colegios, obras, instituciones, formadas por sacerdotes, religiosos y religiosas, laicos y laicas, que tienen como objetivo último llevar la Buena Nueva de Jesús a toda la sociedad montevideana.
Cuando comenzó el año los católicos todavía no podíamos celebrar la misa de forma presencial. El 10 de enero se habilitaron las celebraciones religiosas con un aforo limitado al 30%. Sin embargo, el 27 de noviembre, los cristianos recibimos con alegría la noticia de que el aforo era elevado al 80% de la capacidad de los templos. Es así que esta Navidad, luego de dos años, podremos celebrarla de forma presencial en nuestras comunidades, con nuestras familias.
Los jóvenes siguen transmitiendo la esperanza en Jesús resucitado
Desde Iglesia Joven Montevideo, en junio se realizó el mes vocacional, que incluyó testimonios de sacerdotes, religiosos y religiosas, matrimonios y jóvenes.
En el segundo semestre volvieron las actividades presenciales. Por un lado, la Jornada Nacional de Juventud, que en Montevideo reunió a 350 jóvenes en una peregrinación a la Gruta de Lourdes, pasando por la parroquia de Possolo y haciendo foco en la figura del Padre Cacho.
También se realizó la Misión de la Esperanza, ocasión para que los jóvenes compartieran una palabra de fe y esperanza con aquellos que sufrieron la pérdida de un ser querido.
La tercera actividad es la Misión de Navidad, que se está llevando adelante este fin de semana, y para la cual se inscribieron más de 100 jóvenes.
Una apuesta fuerte a la catequesis
A principios de 2021, se realizó una encuesta a los catequistas y a los párrocos sobre las necesidades de la catequesis en nuestra arquidiócesis.
Posteriormente a esa instancia se formó un equipo para la elaboración de los manuales y se realizaron reuniones con los catequistas y párrocos para presentar el trabajo realizado, así como para recibir aportes para su mejora.
Para inicios del año próximo, está previsto la realización de encuentros de catequistas para presentar el material y los manuales, con el fin de revisarlos y ver la metodología propuesta. El Card. Daniel Sturla subraya que la arquidiócesis ha hecho una apuesta fuerte a la catequesis, y que el objetivo es que todo niño que realiza la catequesis de primera comunión tenga el mismo material: el catecismo, el manual y la Biblia o Nuevo Testamento.
Preparando el futuro
En lo referente a la educación, el Liceo Jubilar cumplió 19 años de vida. El centro de estudios —ubicado en la Cuenca Casavalle—cuenta con 198 alumnos en Ciclo Básico, 88 alumnos en el liceo para adultos y 140 alumnos en el Espacio de Permanencia y Acompañamiento —EPA—.
Por su parte, la Fundación Sophia continúa con su trabajo para brindar una educación de calidad para cientos de chicos en 32 colegios de todo el país —16 en Montevideo y 16 en el interior—. En 2022 se sumarán dos colegios más.
Además, Mons. Pablo Jourdan dejó la Vicaría de Educación porque fue nombrado por el papa Francisco como Obispo de Melo, cargo que asumió nuevamente el padre Fabián Silveira
Prevención de abusos
Un tema de suma importancia para la Iglesia es la prevención de abusos y la protección de niños, niñas y adolescentes. Vale recordar que se publicó hace dos años, por parte de la Conferencia Episcopal del Uruguay (CEU), una guía con este fin.
A esta publicación, en 2021, se sumaron los talleres sobre la temática dirigidos a toda persona que trabaje de forma voluntaria o remunerada en una obra de la Iglesia católica. Este año fue realizado por 600 personas, entre sacerdotes, religiosas, directivos de instituciones educativas y referentes diocesanos designados para impartir los cursos desde el año próximo en sus comunidades.
Tender la mano a quienes más lo necesitan
También fue un año de mucho trabajo para la Comisión Arquidiocesana de Pastoral Social, en su tarea de coordinación del trabajo social que realiza la Iglesia.
En el área migrantes se continúa con la coordinación de la casa «Paz y Bien» —que funciona desde 2020, en el Fortín de Santa Rosa— para familias migrantes. Hubo reuniones con todas las instituciones que trabajan sobre el tema migración a nivel diocesano y fueron invitadas otras como Manos Veneguayas. Se celebró nuevamente la Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado, con una misa en la parroquia Nuestra Señora de la Asunción.
Para las personas en situación de calle, este año se sumó la propuesta de paradores nocturnos, en alianza con el MIDES, en tres parroquias: Stella Maris, San Ignacio y María Auxiliadora —en Villa Colón—. Además, comenzó a funcionar un hogar para mujeres con hijos en la antigua sede de la Facultad de Teología, con capacidad para 130 personas. El proyecto está coordinado por la ONG católica “Pablo VI” y el MIDES.
También continúa el trabajo de la Fazenda de la Esperanza, que este año tuvo su primera generación de egresados. Se trabaja, además, en la apertura de un nuevo centro de “El Achique”, en el barrio Punta de Rieles. Éste es un centro diurno en convenio con la Intendencia de Montevideo que atiende a personas en situación de calle con consumo problemático.
Se ejecutó un proyecto ecológico que financió la Fundación Beisso, que involucra —Fazenda y El Achique—. Se trabajó, además, con cuatro cooperativas de clasificadores en Punta de Rieles. En ese marcó se realizó la entrega de un motocarro donado para la cooperativa «Géminis».
En otro orden, se realizó la III Jornada Arquidiocesana de Pastoral Social, que se llevó adelante el mismo fin de semana que la Jornada Mundial de los Pobres.
Por su parte, Pastoral Penitenciaria continúa realizando su trabajo en los centros de reclusión, con una actividad limitada por la pandemia como en el año 2020.
Desde la Comisión Arquidiocesana de la Pastoral de la Salud se trabajó en hospitales (Maciel, Vilardebó, Pereira Rossell, Oncológico y Pasteur), residenciales y parroquias. En un tiempo marcado por la pandemia el trabajo de escucha, acompañamiento, oración, realizado por sacerdotes y voluntarios fue sumamente importante. También se brindaron instancias de formación y siguieron las visitas a las personas enfermas.

Bendición del motocarro de la cooperativa de clasificadores «Géminis». Fuente: Federico Gutiérrez.
A la escucha de la Palabra
Entre las iniciativas de este año estuvo la confección de un librillo de la Cuaresma, a cargo de la Comisión Arquidiocesana de la Palabra, con lectios a partir del Evangelio de Marcos. Para el 2022 se realizará el librillo con lectios sobre el Evangelio de Lucas.
Por su parte, la Comisión Arquidiocesana de Pastoral Familiar propuso un itinerario basado en el año dedicado a San José. Para esto se utilizó la carta apostólica Patris Corde, y se brindaron instancias de formación y material para el trabajo en comunidad. También se promovió el Año de la Familia Amoris Laetitiae, que culminará con el Congreso Mundial de las familias, en Roma, en junio de 2022.
Despertando conversaciones
Desde el Departamento de Comunicación de la arquidiócesis se propuso para este año el lema “despertemos la conversación”, buscando tender redes y profundizar el diálogo tanto con los organismos internos de la Iglesia – las diversas comisiones, pastorales y el equipo de comunicación de la CEU – como con los medios masivos y otros actores sociales.
También se continúa caminando en un plan integrador de las diversas plataformas que se llevan adelante: el quincenario Entre Todos, los medios digitales, el canal ICM TV, la plataforma de cursos a distancia, Radio Oriental, y la editorial y tienda LEA, para potenciar el mensaje evangelizador compartido.