Misa de la Cena del Señor en la Parroquia Tierra Santa
En la Parroquia Tierra Santa, en la tarde noche del jueves 1° de abril, se celebró la Misa de la Cena del Señor, comenzando de esta forma el Triduo Pascual.
El Jueves Santo se celebra la institución de la Eucaristía y del Sacerdocio, en la que Jesús da a sus apóstoles el mandamiento del amor y lava los pies de sus discípulos. Este año, al igual que el año pasado, el lavatorio de los pies no se realizó, por las medidas sanitarias tomadas para prevenir el Covid19.
La celebración estuvo presidida por el Card. Daniel Sturla, acompañado por el P. Miguel Hernández y algunos seminaristas, con participación de los fieles y respetando el aforo permitido. Fue seguida a través del canal web de ICM tv, y por los canales de cable Nuevo Siglo, TCC-Asuntos Públicos.
«Nos amó hasta el extremo”
El Cardenal Daniel Sturla comenzó la celebración invitando a los fieles a celebrar los grandes regalos que “en la tarde de hoy Jesucristo hace a su Iglesia: el mandato del Amor que se hace servicio, el regalo de la Eucaristía y del Sacerdocio.”
En la homilía, comentando el salmo 115, que había sido leído anteriormente, retomó la frase: “con que pagaré al Señor todo el bien que me hizo” y dijo a los fieles: “esta frase del salmo nos hace percibir lo que hoy celebramos: todos los dones que recibimos de Dios en este día. El primer gran don es el Mandato del Amor. Cuando llegó ese momento culminante de su vida, Jesús habiendo amado a los suyos, los amo hasta el fin, hasta el extremo. Jesús llega a entregarse totalmente y nosotros sabemos que en la entrega de Cristo Jesús está todo el Amor de Dios. Dios que nos ama hasta el fin, hasta el extremo, hasta dar su vida por nosotros. Esta entrega de Jesús es lo más palpable porque lo vemos -aunque quizás nos acostumbremos- cada vez que miramos el Crucifijo, nosotros podemos decir hasta donde me ama Dios».
Añadió que «… no es un amor a la humanidad, es un amor a cada uno de nosotros. Cada uno de nosotros puede decir: “Mira hasta donde me amó el Señor, Dios realmente me ama más que nadie, está conmigo, y ha dado su Vida por mí”.
El amor cristiano se hace servicio al otro
El Arzobispo de Montevideo continuó su homilía haciendo referencia a cuando Jesús lava los pies a sus discípulos. “El amor cristiano se hace servicio al otro. Y tenemos tantísimos testimonios de servicio. Aquí mismo en la parroquia hace años funciona una olla. Qué bueno que al menos una o dos veces a la semana y en tantas otras parroquias, se sale y se hace un gesto concreto de entrega y de servicio a los que más necesitan. Los otros días pasé por las Misioneras de la Caridad de la Madre Teresa; lo que son los Cottolengos; lo que es el trabajo de tantos hermanos y hermanas en el servicio a los que más necesitan. Hoy hablaba con dos seminaristas que iban a la Fazenda de la Esperanza, a celebrar allí, por Punta de Rieles, donde hay un trabajo estupendo con chicos adictos. ¡Cuánta manifestación de su Amor! Nosotros somos no solo receptores del amor de Dios – me amó y se entregó por mí- sino que debemos ser manos, corazones, que estemos para el amor a los otros, empezando por los de casa…. El mandato del amor».
La Cena Pascual
Llegando al final de su homilía, el Cardenal Sturla recordó que en la Eucaristía no solo el Señor nos da su Gracia, sino que se da a sí mismo. En la cena pascual, “Jesús le da otro sentido a esa cena, cuando Él se transforma en el cordero sacrificado, único sacrificio de la Nueva Alianza, que se ofrece ya no para liberarnos de Egipto, de la esclavitud, sino para liberarnos del mal, del pecado y de la muerte y para darnos una vida que no termina, para darnos la salvación. Y el signo visible, patente, es la Eucaristía, memorial de la Pascua. Celebramos la santa Misa y en ella se hace actual el sacrificio único de Cristo».
«El Señor instituye en esa noche santa a los sacerdotes de la nueva alianza. Todos los bautizados, gozamos del sacerdocio común de los fieles, desde el día del bautismo, para hacer de nuestra vida un culto grato a Dios, pero entre todos el Señor elige a algunos para que no solamente sean miembros del Cuerpo de Cristo, sino como El, sean cabeza de este cuerpo, esposos de esta Iglesia y celebren y renueven para todos el Santo Sacrificio. Hoy también recordamos y celebramos la institución del sacerdocio”, agregó.
Terminó su homilía recordando que el Jueves Santo es la fiesta del Amor hasta el extremo, e invitando a los fieles a llevar ese Amor a otros.