Entrevista a la psic. Liliana Olivieri, experta en educación de la afectividad
Liliana Olivieri tenía 33 años y una sexta hija recién nacida cuando enviudó. Se volvió a casar con un viudo que tenía tres hijos, y juntos tuvieron uno más, el décimo. Había que sacar la familia adelante y era imperioso seguir trabajando, además de poner los medios para que sus hijos fueran mejores personas. Trabajó en colegios y estudió mucho (licenciatura en Psicología, Magíster en Educación Familiar, Consultoría Familiar). Y después de algo más de 30 años de práctica y 12 de estudio, es experta en educación en la afectividad y dedica buena parte de su tiempo a capacitar a padres y docentes.
Esta semana está en Montevideo y mañana, jueves 9, brindará la conferencia para padres Aprender a amar, en el Aula Magna de la Universidad Católica. Además, estos días filma las sesiones del curso Aprender a amar, uno de los que se ofrecerán en la Escuela de Padres online que se gestionará desde el sitio web oficial de la Iglesia católica de Montevideo.
- La conferencia es coorganizada por la Iglesia católica de Montevideo y la capacitación online será en el sitio web de la misma institución. ¿Por qué la Iglesia se involucra en asuntos como la educación en la afectividad o la educación sexual?
En hora buena que la Iglesia se involucra en estos temas. Lo hace muy bien, con una concepción de la persona de modo integral, ve a la persona completa, con su cuerpo y alma, con su plena dignidad. La educación sexual es una faceta más, es la afectividad de la persona, la manifestación de lo que somos como varones y mujeres. La persona no nace acabada, sino inacabada para ser educada. El educar es dar vida y la Iglesia es una gran educadora, siempre lo ha sido de modo excelente. Lo ha hecho de manera informal y formal, siempre buscando el desarrollo de la integridad del ser (…).
Los privilegiados para hacer educación sexual son los padres pero el impulso es que las instituciones académicas se conviertan en garantía. La Iglesia, a partir de distintas unidades académicas, también tiene que ser un aporte importante.
La Iglesia ha sido una precursora de esto: en los colegios promovidos por religiosos se forma a las personas en valores, virtudes, perfiles meramente humanos. Esto es así desde siempre, incluso ese afán de formar a la persona es de alguna manera lo que impulsó la fundación del colegio. Pero cada vez lo tenemos que hacer más y mejor. Y ahora también hay que dar educación sexual.
Estamos en un tiempo muy desafiante, tenemos que hacer prevención de alcohol, drogas, adicciones, infecciones de transmisión sexual, sexo promiscuo. Hay que explicar y dar fundamentos a las nuevas generaciones. Pero, sobre todo, hay que generar recursos para que haya niños y niñas muy fuertes que sepan adecuarse a los tiempos que viven.
- Mañana la conferencia es para padres, ¿de qué se hablará?
Hablaremos de algo que venimos viendo en el grupo de profesionales vinculados a la psiquiatría, psicología, psicopedagogía, neurología: que la patología crece. Hoy en día hay muchísimos chicos con desatención, dispersión, ansiedad infantil o juvenil, angustia, autolesiones. Es una cuestión preocupante y aumenta por el estrés ambiental, el mundo en el que estamos.
Nos preguntamos si desde el hogar y la docencia, como sociedad, podemos hacer algo para prevenir los posibles problemas que se están suscitando. Y descubrimos que podemos hacer mucho por generar un clima de contención.
A veces en la familia se está muy preocupado por ir detrás de una liebre que no se alcanza nunca, como es el dinero, el bienestar, las vacaciones… en algunos casos esto es necesario de manera primaria. Pero si no, ir detrás de lujos y abandonar la contención a los hijos y como matrimonio, genera un clima que no es bueno como aporte para la salud. De eso hablaremos: qué se necesita para acompañar el desarrollo de una personalidad sana. Apuntar a lo bueno, a lo noble y a lo necesario para tener más niñas, niños y adolescentes en mejores condiciones de sanidad. Hacer prevención primaria en salud.
- ¿Por qué los padres tendrían que ser los primeros educadores de los hijos?
Son los primeros y principales educadores en todo. Lo son siempre, ya con su presencia son un modelo de vida, y dejan una huella en sus hijos con su ausencia también. Siempre son formadores de la personalidad, por el vínculo estrecho de amor que tienen con sus hijos.
La Iglesia da este mensaje y lo ratifica: respetamos enormemente ese derecho de cada padre y de cada madre a educar a su hijo como primeros y principales responsables. Si queremos hacer las cosas bien, tenemos que partir de ese derecho, formar a los padres y ser garantías desde los colegios, que siempre son subsidiarios y complementarios a la labor que hacen los padres en la formación humana. Tenemos ese respeto exquisito.
Si en una comunidad educativa vamos a formar bien en la afectividad, tenemos que formar a los tres sectores: desde el Colegio, a los padres y a los docentes como garantía y, entre los dos, formar a los hijos. Quienes más inciden en la vida de una persona son sus padres, luego están los docentes. Si negamos ese presupuesto, alteramos el orden.
La escuela es garantía y tiene el deber de sistematizar sus saberes. También puede hacerlo en la formación en valores y en la formación de la sexualidad y la afectividad.
- ¿Qué tan importante es la unión matrimonial en la educación de los hijos en estos temas?
Tiene una incidencia monumental. Cierto que hay padres separados, valientes y bellas mamás solteras, viudas. Pero no podemos negar una realidad que a esos hijos les es dolorosa y han tenido que superar.
Momento de la filmación del curso Aprender a amar en el estudio del DECOS.
En el matrimonio como unidad sólida, padre y madre aportan desde su lugar y diversidad lo mejor que tienen. Juntos hacen una educación mucho más férrea.
Para la cocreación de una persona se necesita una madre y un padre. Para la educación –que es seguir creando la personalidad de los hijos, porque sin educación son seres inacabados–, también es natural que se siga haciendo juntos, con un mismo mensaje. Esto permite el modelo del hombre, el de la mujer, el del amor. Si se aman y demuestran que lo hacen, se hace la magia.
Tenemos que enseñar que el amor humano puede ser una realidad. Muchos no saben cómo. Se enredan con los problemas de la vida y hay que ayudarlos.
- Usted tiene 10 hijos y siempre trabajó fuera de casa. ¿Cómo es esto posible? ¿Cómo darle a cada hijo la atención que se merece?
Me considero simplemente una luchadora de la vida, una trabajadora en la propia vida. He tenido muchos embates. Pienso que debo haber sido una criatura cuando a los 33 años nació mi sexta hija y murió mi marido de repente. Fue duro sacar adelante seis hijos. Estudié para ellos. Siempre estoy luchando y accediendo a nuevos saberes en cuanto a las vinculaciones humanas.
Lo importante es tener intencionalidad educativa y una cabeza clara, jerárquica. Saber siempre dónde tiene que estar el corazón, qué es lo primero. Vengo a trabajar con mucha alegría, pero estoy pegada y atada a mi casa. Cuando se tiene el corazón arraigado a un lugar, gozosamente arraigado, no agota ocuparse de los hijos. Posiblemente agote trabajar profesionalmente, pero el corazón tiene que estar jerárquicamente organizado. El corazón de una mujer siempre tiene que estar muy pegado a su marido y a sus hijos, y en ese orden.
Hay que hacer matrimonio, hacer maternidad y hacer familia. Y digo “hacer” porque es un quehacer diario que se va conquistando día a día, poniendo el corazón y la cabeza en eso.
Tenemos que velar por hacer feliz al otro. De lo único que somos dueños es de dar. Todos queremos recibir, pero de lo único que somos dueños, es de dar.
“Aprender a amar” en la Escuela de padres de la Iglesia católica de Montevideo
El curso será online, con videos, temas de estudio, tareas y evaluaciones. Olivieri será la docente principal y explicó algunos de los fundamentos de las sesiones.
“La idea es enseñar a formar personas estables, equilibradas y maduras que puedan ser ellos mismos un aporte para los demás”, comentó.
Reconoció que el objetivo es por demás ambicioso y que exige unos procesos determinados. Y luego detalló algunos de los puntos que se abordarán: “En educación afectiva, hablaremos de psicología evolutiva, de educación en la afectividad, de cómo enseñar a los hijos a controlar el impulso. Cómo hacer que se dominen y sean autónomos, se conozcan, se quieran. Cómo hacer que contacten con el mundo, prevenir violencia y bullying, prevenir desde los tres años el alcohol, las drogas y la promiscuidad en lo sexual, pues son puntos que hay que trabajar mucho antes de la adolescencia”, detalló.
.Carolina Bellocq