El CADI tiene cinco programas, el más ambicioso es un colegio bilingüe y doble horario para niñas de la zona.
La inquietud de unos vecinos, la respuesta de unas jóvenes y el trabajo de cientos de personas hicieron posible que el Centro de Apoyo al Desarrollo Integral (CADI) sea una de las instituciones con más arraigo en el barrio Casavalle. Al día de hoy unas 700 familias participan en alguno de los cinco programas que se ofrecen en el Centro.
La historia comenzó en 1989, cuando un grupo de vecinos de Plácido Ellauri – barrio donde hasta 1992 vivió el Siervo de Dios Padre Cacho- acudió a una residencia de estudiantes en busca de ayuda. Las chicas se involucraron y comenzaron a desarrollar actividades en la zona, hasta que en 1993 se inauguró oficialmente un centro con guardería, taller de diseño de vestimenta, taller de carpintería, asistencia social, jurídica y médica.
En estos 25 años el CADI albergó programas para las diversas edades, siempre fiel a su objetivo de atender a niños y mujeres de la zona para contribuir al desarrollo comunitario y a mejorar la calidad de vida de la infancia y la familia en situación de riesgo social.
El contexto
Está situado en una zona que la Intendencia de Montevideo califica como “de extrema pobreza”, donde vive el 10% de la población infantil del departamento (23.230 menores de 13 años). Allí el 62,5% de las mujeres de entre 20 y 24 años son madres, según un estudio de UDELAR y el Fondo de Población de las Naciones Unidas de 2016. Y del total de mujeres de la zona, las que hicieron Bachillerato son el 12,53%.
Las propuestas del CADI acompañan el ciclo vital de las personas. Para los más pequeños tiene el CAIF más grande de Uruguay, que recibe diariamente a unos 400 niños, tanto para Experiencias Oportunas como para Educación Inicial. El Club de Niñas acoge a unas 120 estudiantes de Primaria, que tienen propuestas alternativas a las curriculares según un Programa experimental de estimulación cognitiva, a cargo de un grupo de psicopedagogas, con el que se busca apoyar y afianzar los aprendizajes adquiridos por las pequeñas en sus instituciones educativas.
Asimismo, y en convenio con otros organismos del Estado, se brindan cursos de capacitación laboral, con el objetivo de dar herramientas a las jóvenes. En 2017 unas 30 chicas se formaron como Asistente Administrativo, por ejemplo. Las señoras más grandes participan del Club de Abuelas, un lugar de encuentro e intercambio que resulta fundamental para quienes viven solas.
Todo esto se realiza con un marcado espíritu cristiano y quienes así lo desean pueden, además, participar de actividades de formación espiritual y prepararse para los sacramentos de la iniciación. En 2017 se bautizaron 63 chicas en la Parroquia de Pompeya y otras 15 hicieron su Primera Comunión. Cerca de 20 tuvieron su Primera Confesión, y tres parejas vinculadas al Centro recibieron el sacramento del Matrimonio.
El colegio
A todo esto se suma el Colegio Los Rosales, inaugurado en 2015. Es la primera iniciativa de este tenor en el barrio: educación formal bilingüe y doble horario, con actividades extracurriculares tales como plástica, música, atletismo y formación en valores.
“La idea es darle a varias niñas esas oportunidades que quizá en otros barrios tienen y acá no”, declaró la directora del CADI, María José Regueiro. Con donantes y esponsoreos se consigue parte del presupuesto del Colegio, de forma que los padres pagan el 33% de la cuota, algo que les resulta accesible. Hoy ya hay 104 alumnas en los niveles 4 y 5, 1°, 2° y 3° de Primaria. En Los Rosales se hace especial hincapié en el vínculo y compromiso de los padres, conjuntamente con la institución, en la educación y desarrollo de sus hijas.
En el Día de la Mujer Telenoche hizo una recorrida por el Centro y entrevistó a una de las tantas madres que día a día pasan por allí. “Antes era otra persona, desde que llegué acá me llené de valores y de confianza en poder sacar adelante a mis hijos”, confió Sandra Sacramento.
Participantes
Unas 700 personas participan en los programas del CADI. El que recibe más gente es el CAIF (400), seguido por el Club de Niñas (120), el Colegio Los Rosales (104) y otros programas (76).
Su fuente de inspiración
El CADI es promovido por la Asociación Cultural y Técnica (ACT), organización civil sin fines de lucro fundada en 1965. El espíritu que anima su actividad está inspirado en las enseñanzas y ejemplo de San Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei, una institución de la Iglesia Católica que promueve entre los cristianos el empeño por buscar la santificación en medio del mundo, a través del trabajo cotidiano y del cumplimiento de sus propios deberes.
3 Comments
Gracias por la información.Pues es una manera de poder ayudar y dar a conocer todas las obras que se realiza, pero que tristemente muchas personas lo ignoran.
Saludos muy cordiales
Excelente obra. Mi esposa colaboró hace años dando clases de apoyo de matemáticas y tiene muy buen recuerdo de la misma.
Hace unos días fui a conocerlo junto a otras señoras. Es maravilloso ver como ha ido creciendo y todo lo que brinda. Necesita más apoyo económico de parte de nosotros los que queremos que esta obra siga creciendo.