No comments yet

"¡Cristo ha resucitado!"

En la noche del Sábado Santo se realizó la misa de la Vigilia Pascual, la celebración más solemne de todo el año litúrgico. El Card. Sturla presidió la misa en la Catedral de Montevideo.
Se celebró la Vigilia Pascual en la Catedral Metropolitana. Fuente: R. Fernández

Las luces estaban prácticamente apagadas. La oscuridad era, indudablemente, la principal dominadora en la primera parte de la celebración de la Santa Misa, apenas interrumpida por el encendido momentáneo de las velas —a través de la llama del Cirio Pascual—. Claramente, el clima aún es de luto, de oración y de reflexión.

Los fieles presentes —que rápidamente superaron el centenar— no se sorprendieron ante este escenario. Ellos saben que. como ocurre cada año, próximo a la mitad de la celebración las luces se encenderán y el júbilo pasará a marcar presencia. La misa de la Vigilia Pascual refleja, precisamente, esa transición hacia la alegría del Cristo resucitado y vencedor de la muerte. 

Silencio y reflexión

Durante el comienzo de la celebración predominó la oscuridad. “Dios nuestro, que por medio de tu hijo has dado a tus fieles el fuego de tu Luz, santifica este fuego nuevo”, expresó el Card. Daniel Sturla, próximo al ingreso al templo, mientras iniciaba la bendición del fuego con el que encenderían el Cirio Pascual. Posteriormente, el arzobispo de Montevideo incrustó cinco piedras de incienso en el Cirio —en forma de cruz— y luego lo bendijo. A partir de su llama, se encendieron las velas de los fieles, y la luz comenzó a manifestarse.

La liturgia de la Palabra también transcurrió a oscuras. Durante la celebración se leyeron lecturas del Antiguo Testamento que repasaron algunos hitos históricos —desde la historia de la creación, a través del Génesis, hasta de la propia salvación—. Cada una de las ocho lecturas estuvo acompañada por un Salmo cantado, que estuvo a cargo de las hermanas de Stella Matutina.

¡Gloria a Dios!

Luego de la lectura de la profecía de Ezequiel y su respectivo Salmo, se comenzaron a encender todas las luces de la Catedral de Montevideo, mientras el ruido de las campanas invadía la escena. Este despliegue es símbolo del júbilo por Cristo, que disipa toda oscuridad y que vence a la muerte.

Acto seguido, los fieles realizaron el canto del Gloria, para posteriormente escuchar una lectura del Nuevo Testamento, entonar el Aleluya y escuchar la proclamación del Evangelio de parte del P. Juan González.

El misterio de la Pascua

"¡Felices Pascuas, queridos amigos y hermanos! Una alegría haber podido celebrar esta Vigilia Pascual, y dar gracias a Dios porque es bueno", expresó el Card. Daniel Sturla. Precisamente, el arzobispo presidió la misa en compañía del nuncio apostólico, Mons. Franco Gallone (que llegó hace poco a nuestro país) y Mons. Stephen Kelly.

El Card. Sturla realizó un repaso en voz alta de los diferentes momentos de la liturgia de la palabra: "Hemos ido escuchando las lecturas que nos narran la historia de salvación en el Antiguo Testamento: el Genésis, la creación del hombre, Abraham y los profetas, luego la salida de Egipto y de pronto, en el claroscuro de nuestra Catedral, se hizo la luz, entonamos el Gloria, sonaron las campanas y encendimos las velas del altar. ¡Ha llegado Cristo! Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor".

De acuerdo con el arzobispo, la victoria de Jesús es parte de su misteriosa resurrección. "De este modo solemne, la Vigilia nos abre al misterio de la Pascua. Cristo hoy vence y es capaz de renovarnos en su amor, de hacer morir al hombre viejo y que nazca en nosotros un hombre nuevo. La maravilla de la liturgia de la Iglesia es que no estamos solo haciendo memoria de un acontecimiento pasado, que recordamos con nostalgia. Este hecho —que efectivamente sucedió—, se renueva y se actualiza, y nosotros podemos participar de él y recibir el misterio pascual", acotó.

"Hoy participamos de la Pascua asistiendo a esta solemne vigilia y, si es posible, comulgando del cuerpo y la sangre de Cristo. ¡Este es el día en que actuó el Señor! Podemos regresar a nuestras casas renovados por la alegría de la Pascua. Jesús ha resucitado. La primera palabra que escuchamos hoy de Cristo resucitado en el Evangelio es '¡Alégrense!'. Todos podemos tener motivos de preocupación o de tristeza. ¿Quién no los tiene? Pero hoy, la luz del Cirio Pascual disipa toda tiniebla. Luego de encender el fuego decíamos: 'Que la luz de Cristo disipe las tinieblas del corazón y del espíritu'. Esa es nuestra esperanza invencible: ¡Cristo ha resucitado!"

Renovación bautismal

Luego de la homilía, y aún con la alegría de la resurrección del Señor, los fieles pudieron realizar la renovación de las promesas bautismales. Este momento es de las instancias de mayor destaque durante la celebración.

La renovación inicia con la bendición del agua de la pila bautismal y el canto de las letanías de los santos, y culminó con el Card. Sturla rociando a los presentes.

 

Escribir comentario