Editorial del Pbro. Gonzalo Estévez, vicario general de la Arquidiócesis de Montevideo.
El domingo 30 de junio muchos estaremos ejerciendo nuestro derecho al voto. Ninguno por obligación (está instancia no es obligatoria), sino por el deseo de contribuir, al elegir nuestros candidatos a la presidencia de la república, a la construcción de un mejor país. Esa es la inquietud de todos los candidatos que se someten a la voluntad popular. Cada uno con su partido y proyecto busca seguir sosteniendo esta comunidad espiritual que es el Uruguay, dispuestos para eso a dedicar tiempo, cabeza y corazón a la consecución de un objetivo que, desde distintos caminos y con diferentes opciones, todos quieren construir: una patria que sea familia, donde el bien de todos sea meta, y la discusión franca y respetuosa de ideas y planes permita que, unos en el gobierno y otros en la oposición, todos pongamos, por encima de historias y banderas, lo que a cada uno le corresponde para llegar juntos a las metas deseadas.
Creo que es importante, en esta instancia electoral y las que le seguirán, comenzar por agradecer a todos los que se dedican al ejercicio de la actividad política, que es una verdadera herramienta de la caridad y la justicia. Si es verdad que algunos pueden caer en actitudes indignas de un servidor público, creo que la inmensa mayoría deben ser reconocidos por el desempeño honesto y generoso de sus funciones, llegando incluso a sacrificios importantes para poder cumplir la misión que les encomendamos.
«Cada uno con su partido y proyecto busca seguir sosteniendo esta comunidad espiritual que es el Uruguay»
Y me parece también importante llamar la atención de los candidatos al hecho de que nadie puede, en cinco años, lograr los cambios necesarios para el logro de objetivos que, atendiendo a problemáticas de lejano origen, solo pueden resolverse en políticas de largo aliento y consenso nacional, que independientemente del partido gobernante puedan continuar, incluso en la alternancia de los partidos en el gobierno, con el apoyo de toda la sociedad democrática hasta lograr las metas sociales a las que la ciudadanía aspira.
Cada vez que acudimos a las urnas la inmensa mayoría renovamos esta esperanza, agitando la propia bandera, pero con la conciencia y el compromiso de que por encima de los colores partidarios es el sueño de un Uruguay de todos el que debe unirnos más allá de resultados electorales.
¡Vivan los sectores y partidos! ¡Vivan los candidatos! Pero sobre todo, ¡Viva la patria!! Abrazo y bendición a todos.