No comments yet

Compromiso por la fe

Sobre la avenida José Belloni, en la zona de Puntas de Manga, se encuentra la parroquia Nuestra Señora del Carmen. Su comunidad vive un tiempo de cambios mientras se enfrenta al desafío, siempre presente, de la evangelización.
El P. Davi de Miranda y el Diác. Justino López están al frente de la comunidad. Fuente: R. Fernández

“Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados y yo les daré descanso. ¡Ven y Verás!” es el mensaje que reza un pasacalle ubicado hacia la avenida Belloni, sobre la reja del templo. En el aviso destaca la frase “Encuentros para jóvenes y adultos. Lunes y jueves a las 20:00”.

Precisamente, una de las aspiraciones del nuevo párroco, el Pbro. Davi de Miranda (39), es lograr conformar un grupo de catequesis para no discontinuar los procesos actuales de formación en la fe.

“La función del párroco es construir comunidad, y también es ser un centro de comunión en las realidades que ya están, aunque no siempre es fácil. Quiero crear puentes entre la realidad de la parroquia y de la zona, y ser un vínculo de comunión entre los hermanos, sobre todo de aquellos que se han alejado. Imagino tener un grupo de jóvenes consolidado, porque ellos son el futuro de la comunidad”, asevera con su acento brasilero.

Un camino de esfuerzo

La comunidad está atravesando un proceso de cambio. El P. Davi de Miranda llegó a la comunidad el pasado 14 de febrero, mientras que Justino López —recientemente ordenado, el 19 de marzo— se unió a la parroquia solamente dos días después. Para ambos, es un período de aprendizaje. No obstante, el nuevo párroco está acostumbrado a los desafíos.

“Soy de Brasil, de una ciudad cercana a San Pablo, a unos cincuenta kilómetros, y mi familia vive en las afueras de la ciudad. Es una zona rural, algo parecido a lo que aquí es Melilla, por lo que me eduqué en una familia de agricultores, con mucho esfuerzo. En ese sitio, ellos formaron una capilla que era familiar y que construyó mi abuelo materno, Joaquín. Era algo muy particular, la gente de ese lugar se reunía una vez por mes para rezar el rosario. Mi abuelo iba a la ciudad a celebrar la misa, iba en bicicleta y en total se recorría cuarenta kilómetros. Son historias movilizadoras”, recuerda.

“Se trata de tener una evangelización permanente”

P. Davi de Miranda

A medida que la historia avanza, se entrecorta la voz y surge la emoción: “Así surgió esta comunidad, que se llama Nuestra Señora Aparecida, que es la advocación mariana patrona de Brasil. En 1994 mi abuela, que ya era viuda, donó esa capilla a la diócesis, entonces pasó de ser algo familiar a algo de la Iglesia. En ese momento se empieza a institucionalizar más la cosa. Por ahí siempre pasaban sacerdotes, había también un diácono permanente, hermanas que misionaban... (pausa y silencio) Fue en ese contexto que surgió mi llamado. Era un entorno muy precario, no había presencia del clero de manera permanente, solo una vez por mes. A la comunidad la sostenían los laicos”, explica.

Una vocación especial

Precisamente, el P. Davi de Miranda confiesa que supo que sería cura desde temprana edad: “Empezó con mi madre, que en 1995 entró en el Camino Neocatecumenal y con ella entramos todos mis hermanos —yo soy el quinto de seis hijos—. En ese recorrido empieza a madurar mi vocación, que había empezado cuando era niño”.

Además de administrar el templo, también se colabora con otras cuatro capillas de la zona: Medalla Milagrosa, Mª Auxiliadora, Ntra. Sra. de Lourdes y Santo Cura de Ars. Fuente: R. Fernández

“Mi vocación nace desde chico, gracias a mi familia. Decidí que iba a ser cura desde niño, cuando jugaba a celebrar misa junto a mis primos, y la comunión era una galletita María”, cuenta, entre risas, para luego complementar, un poco más serio: “Con 18 años me di cuenta de que huía del llamado de Dios... (piensa) Lo evitaba y lo negaba, dudaba si en verdad era un llamado de Él, no quería aceptarlo y pensaba que esto no era para mí, aunque muy en el fondo sabía que todo esto pasaría”.

El desafío de evangelizar

Al llegar a la comunidad, afirma que se encontró con una realidad diferente de la que había vivido antes. “Llegué a Uruguay el 17 de febrero de 2006. Sinceramente la situación aquí es muy distinta, tanto a nivel cultural o por cómo se vive la fe. Allá, en una celebración de semana en un templo de la ciudad, encontrás cuarenta o cincuenta personas. Acá, sin embargo, hay otros desafíos. Los catequistas del Camino Neocatecumenal me han ayudado mucho en ese proceso, uno debe enfrentar la situación tal cual es, sin necesidad de comparar. No es peor o mejor, sino diferente”, reconoce.

Justamente, el nuevo párroco recuerda cómo fueron sus primeras experiencias: “Sabía que estaba preparado para todo. Por nuestro carisma misionero, estaba la posibilidad de seguir en Brasil, ir a Estados Unidos o llegar aquí, a Montevideo, cosa que terminó pasando. Con diecinueve años estaba dispuesto a partir a donde sea, y eso fue lo que me trajo aquí. Cuando llegué me costaba todo, hasta el idioma. ¡La ‘erre’ me salía horrible! Los adultos no se animaban a corregirme, así que lo hacían los niños. Con el paso del tiempo lo mejoré, pero aparecieron otros retos”.

“Es una comunidad variada en muchos sentidos”

Fernanda Coelho

“Aquí me encontré con una comunidad que no es muy numerosa. En las misas dominicales podemos recibir aproximadamente veinte personas, número similar a la de la capilla de la Medalla Milagrosa, que es una de las cuatro capillas que administramos. En el resto capaz son un poco menos. Yo todavía estoy conociendo a la gente, y en estas semanas también van apareciendo nuevos vecinos. Hay personas comprometidas, con ganas de trabajar y con una buena vocación de fe. También hay un grupo importante de catequistas dedicados”, sostiene.

Apostar al futuro

Los sábados hay un total de tres grupos de catequesis, de niños a pre adolescentes. Después hay un grupo de adultos, del que se ocupa el P. Davi de Miranda. Más allá de las misas, los viernes entre las tres y las seis de la tarde hay adoración eucarística, mientras que la comunidad del Camino Neocatecumenal se reúne los miércoles y sábados. No obstante, para Fernanda Coelho (21), uno de los retos que deberán enfrentar Davi y Justino será consolidar una estructura para jóvenes.

“La comunidad que hay aquí no es numerosa, aunque son personas que se vinculan directamente con la fe. Capaz con el paso del tiempo las edades fueron aumentando, y en sí se generó una comunidad variada en muchos sentidos. En mi caso participo de la parroquia desde 2015, fui misionada por unos jóvenes y me uní en ese momento. Cuando empecé había un grupo para nosotros, pero luego de 2018 se fue desarmando. Lamentablemente muchos dejaron de ir, y evangelizar no es sencillo”, resume, para luego complementar: “Comenzaron unas catequesis en 2019, que son las del Camino Neocatecumenal, y en julio de ese año empezamos la primera comunidad del camino en la parroquia. eso es lo que me mantiene hasta el día de hoy. Me pude reencontrar con mi fe y aprender muchísimo más. Gracias a ellos me pude centrar más en Dios”.

El P. Davi afirma que la clave para que la parroquia crezca es plantear una evangelización continua y ajustada a la realidad de la comunidad. Fuente: R. Fernández

Para Fernanda, la clave está en la constancia: “Es una realidad que la gente ya no nos recibe como antes durante las misiones. Anunciamos la Palabra, pero siento que la respuesta no es la misma. A veces también nos asocian con otros movimientos evangelistas o de los Testigos de Jehová que están en la zona, y los vecinos ya están acostumbrados a recibir mucho misionado. El centro es que hay que trabajar mucho, sobre todo con niños. Da trabajo, sí, pero no hay que rendirse. Siento que en ese recorrido la llegada de Davi y de Justino dará frutos”.

La comunidad de fiesta

Este sábado 29, la celebración en la parroquia Nuestra Señora del Carmen será a las 19 horas (en lugar de su horario habitual de las 18 horas).

Este cambio es con motivo de la realización de la misa de posesión de la parroquia por parte del P. Davi de Miranda, con la presencia del Card. Daniel Sturla.

Escribir comentario