Es gestionado por la red de centros Fe y Alegría
El Club de Niños Nuestro Lugar se encuentra en el Cerrito de la Victoria, en una zona llamada “San Lorenzo” próxima a la entrada principal del Cementerio del Norte. En el barrio conviven dos realidades, cuenta Alejandra Gutiérrez, coordinadora del Club: “Hay zonas de asentamientos, con familias con muy escasos recursos en viviendas precarias y otras zonas en que la realidad es menos dura”. La Asociación de Exalumnos Jesuitas fue la que comenzó a gestionar el proyecto de club de niños en convenio con INAU, y desde abril de 2018 el mismo es gestionado por la red de centros educativos Fe y Alegría. La sede pertenece a la Arquidiócesis de Montevideo.
En la actualidad acuden 45 niños de entre 5 y 12 años, a contraturno del horario escolar inicial y de educación primaria. “El Club de Niños es un espacio privilegiado de aprendizaje en todas las dimensiones, y es central para Fe y Alegría ofrecer una educación de calidad; que es entendida como un derecho”, afirma Alejandra.
Los niños trabajan en tres grupos y participan de diferentes propuestas en la modalidad de talleres: arte, deporte y recreación, música, cocina, un espacio donde se trabajan las emociones, paseos semanales, salidas didácticas y campamentos.
Este año comenzaron, junto con otros clubes de niños de Fe y Alegría, un proyecto de intervención en lectura, herramienta fundamental “no solo para el desempeño en lo curricular sino para construir autonomía”, dice la coordinadora.

Actualmente, asisten 45 niños de entre 5 y 12 años de edad.
“Alegría y entusiasmo por el encuentro”
Trabajan con especial atención para poder generar buen ambiente de trabajo con los niños. “Tratamos de construir desde el equipo de trabajo un ambiente donde se recibe a los niños con alegría, y entusiasmo por el encuentro. Partiendo de eso, promovemos esa alegría de encontrarse con otros… que implica empatizar con las necesidades, respetar sus tiempos, sus opiniones, compartir lo que nos pasa y lo que tenemos, y aprender juntos en el sentido más amplio de la palabra. Todo esto lleva impregnados los valores del Evangelio”.
Y agrega: “Es un regalo de Dios trabajar con personas comprometidas, esperanzadas, creativas, que ponen en juego sus diversos dones y saberes. Siempre decimos que es un plus que tenemos y que hay que cuidarlo como un tesoro, porque trabajamos mucho con el dolor y las situaciones difíciles, y hacerlo con otros que estén disponibles de esta manera, es fundamental. Las personas van cambiando, pero la forma de estar como equipo permanece”, destaca Alejandra.
“Tratamos de estar presentes de diversas formas”
Respecto a la situación de emergencia sanitaria ocurrida por la pandemia de Coronavirus, las autoridades del Club cuentan que el Centro no cerró ningún día. “Teníamos lineamientos desde INAU en relación a horarios, número de personas del equipo que podían estar en el Centro. Si bien los niños y niñas no podían asistir, tratamos de estar presentes de diversas formas”, explica Alejandra.
Dentro de las actividades que se realizaron los días que los niños no asistieron, se destaca la atención a las necesidades alimenticias de las familias más afectadas; reparto de canastas de forma semanal; seguimiento de los chicos a través de llamadas telefónicas, mensajes y audios; y con el envío de propuestas de entretenimiento y apoyo escolar. En este sentido se acompañó y facilitó acceso a una plataforma, haciendo un seguimiento de quienes necesitaban un apoyo personalizado para poder realizar las tareas.