Convenio Iglesia-Estado, en favor de los más vulnerables
La Obra Social Pablo VI es una organización no gubernamental (ONG), que cuenta con personería jurídica y forma parte de la pastoral social de la Iglesia católica. En convenio con el ministerio de Desarrollo Social (Mides) inauguró un centro 24 horas que recibe a madres, niñas y adolescentes.
Nueva casa
El pasado 11 de agosto se inauguró el centro veinticuatro horas El Hornero, ubicado en la calle San Fructuoso 1119, en el barrio Arroyo Seco. Contó con la presencia del presidente de la República Luis Lacalle Pou, el secretario de presidencia Álvaro Delgado, el ministro de Desarrollo Social Martín Lema y el arzobispo de Montevideo, cardenal Daniel Sturla, entre otras autoridades.
En este edificio, perteneciente a la Iglesia católica, funcionó la Facultad de Teología “Monseñor Mariano Soler”. Cuenta con una capacidad para ciento treinta personas, distribuidas en dos plantas.
El arzobispo de Montevideo se refirió a la importancia de esta inauguración: “Hicimos un acuerdo con el ministerio de Desarrollo Social para continuar la obra; se hicieron varios arreglos. Es un trabajo conjunto entre el Estado y la Iglesia en favor de quienes más lo necesitan”.
Varias son las ONG que tienen convenio con el Mides, una de ellas es la Obra Pablo VI, que forma parte de la Pastoral Social de la Iglesia. Trabaja con la modalidad de refugio y este año asumió este nuevo desafío. Es un proyecto piloto de un año.
Cuidar y proteger al otro
Gloria Urrestarazu es la coordinadora del centro El Hornero e integrante de la Obra Social Pablo VI. La ONG tiene veintinueve años de trayectoria en materia de refugios en todo el país, es la pionera. Inspirados en el papa Pablo VI, hombre sensible a la realidad de los más vulnerables de la sociedad, se comprometieron a esparcir el espíritu de servicio en los diferentes barrios de la capital del país.
La inquietud surgió en un grupo de fieles de la parroquia de Tierra Santa, ubicada en la Avenida 8 de Octubre. Gloria define la obra como “una mirada distinta y empática hacia las personas que dormían a la intemperie”. El grupo, integrado por mujeres y hombres laicos católicos voluntarios, abrió una casa en el barrio de La Aguada, donde brindaban el almuerzo. Con el transcurso del tiempo y las necesidades sociales, la obra se extendió.
Además del centro El Hornero, la Obra cuenta con un hogar para adultos mayores ―fruto de un convenio con el Banco de Previsión Social (BPS)― en la calle 9 de abril y Fernández Crespo. Allí residen, aproximadamente cincuenta personas. En la calle Canelones y Salto funciona una casa con régimen veinticuatro horas para mujeres, niños y adolescentes. Gloria coordinó esa casa durante ocho años. En el barrio Malvín Norte tienen un hogar para mujeres adultas mayores. Residen allí mientras esperan la llegada de la vivienda que les brinda el Banco de Previsión Social.
Acompañar los cambios
El Hornero es un centro de ingreso de diagnóstico y derivación. El Ministerio de Desarrollo Social vio la necesidad de cubrir las carencias de mucha gente que demandaba un lugar.
El ministro Martín Lema lo define como un cambio de paradigma en la atención a las personas con menos recursos: “en la atención a madres, niños y adolescentes intentamos atacar las consecuencias pero, atendiendo en forma más profunda, las causas que llevaron a estas personas a la situación de vulnerabilidad. Aportamos mucho humanismo y contención”.
Según los últimos datos que difundió el ministerio de Desarrollo Social son novecientas las mujeres que se encuentran en este tipo de dispositivos. “El Hornero es un proyecto piloto un poco más ambicioso que los anteriores que se pusieron en marcha”, agregó el ministro. Lema destacó la importancia de la nueva modalidad aplicada: “Esta modalidad nos permite actuar en las consecuencias y en las causas, y así obtener un conocimiento de ello. Esto nos permite golpear otras puertas del Estado”, aseguró.
El común denominador de las mujeres, niños y adolescentes que ingresan a este tipo de centros es la violencia. La vulnerabilidad es multifactorial. El centro es considerado como una puerta de entrada; es el primer nivel de atención y contención. Los veintiséis técnicos que trabajan en el centro desarrollan estrategias que posibilitan la obtención de un desenlace positivo para cada situación.
El amor transforma
La violencia en las parejas, en las generaciones anteriores, es la característica predominante de estas personas, según Urrestarazu. “Lo más grande que uno puede hacer por esta gente es brindarles cariño desinteresado, no están acostumbrados a recibirlo. Tenemos un importante ida y vuelta con las madres y los pequeños”, aseguró la coordinadora.
Las madres llegan acá a través de diferentes medios. En primer lugar por medio del Mides, en su oficina central de la calle 18 de julio. En segundo lugar, a través de las oficinas territoriales del ministerio. En tercer lugar son enviadas desde el Hospital Pereira Rossell. Todos los días se reciben madres y niños. En menos de un mes han pasado ochenta personas. Aproximadamente veinte de las mujeres fueron reorientadas y volvieron con sus familias. “Hasta hace un tiempo atrás nadie filtraba esto, lo que llevaba a que terminaran en un hotel. Con esta nueva modalidad se termina haciendo un bien; no entran al circuito [de la] calle”, contó Urrestarazu.
El centro se caracteriza por contar con un sistema autónomo e independiente. Las madres reciben la asignación familiar y la tarjeta Uruguay Social. Colaboran con las tareas del hogar. Cada una tiene su propio dormitorio y la llave de la habitación.
La coordinadora destacó que uno de los objetivos es favorecer la inserción social. “Acá no pagan nada. Se les ayuda a abrir una cuenta en el banco y a generar un plan de ahorro”, explicó.
Acá quedan las personas que necesitan más tiempo para no ir para atrás. Son personas que tienen cierta autonomía y buena relación con sus hijos y pares.
Integración
El titular del ministerio de Desarrollo Social enfatizó la importancia de la vinculación entre las instituciones públicas y privadas en favor de los más necesitados de la sociedad. “Hay un gran trabajo desde el sector de protección social del Mides articulado con otras instituciones. El país que queremos es de una sociedad integrada”, sostuvo. Y agregó: “El profesionalismo y las acciones concretas tienen que ser a corazón abierto. El Uruguay integrado es el que queremos”.
Por su parte la coordinadora del centro hizo hincapié en la necesidad de contar con amplios espacios para lograr un mejor desarrollo personal de los internos. “No era consciente de la importancia de los espacios hasta que comencé a compartir con ellos. Uno les ofrece algo distinto, pero el lugar ayuda. Tienen un jardín y una sala de juegos. Todo esto, sumado al cariño, hace maravillas”, aseguró.
Lema se hizo eco de esta afirmación y destacó: “Los niños tienen que tener lugares, donde jugar y desarrollarse, que les permitan un mayor bienestar y felicidad. Hay una cantidad de actividades didácticas que acompañan el tratamiento. Un niño tiene el derecho de llevar adelante tareas recreativas, esto ayuda mucho”. Muchas fueron las instituciones públicas y privadas que colaboraron para concretar este centro. “Esa es la expresión del país que queremos. Planteamos un cambio de modalidad. Un hotel representa la frialdad en este tipo de tratamientos y no es el lugar adecuado para tratar las causas de vulnerabilidad ni para salir adelante”, concluyó el secretario de Estado.
3 Comments
Que fantástico, que ayuda impresionante, felicitaciones a todos los contribuyentes
Excelente!
Siempre he comulgado con la necesidad del compromiso tanto de la Iglesia como laicos en dar este tipo de apoyo (habitacional, afectivo y multidisciplinario) a personas en situación de calle.
Se puede y debe ofrecer mucho más!!
Gracias!!
Reconforta leer estas noticias.
Hola Me Gustaría Ir Al Centro La Verdad Esto Embarazada De 6 Meses Y En Casa Mi Familia No Puede Tenerme Debido A Que No Tengo Trabajo Y Se Les Hace Muy Difícil Tenerme Si Me Podrán Brindar Un Lugar Se Los Agradezco Mucho Les Dejo Mi WhatsApp Para Comunicarse Conmigo