Se presentó el libro “Católicos en la república laica (1916-1934)”, en el Edificio Semprún de la Universidad Católica.
En literatura existe un concepto llamado “la muerte del autor”. Más allá de sus distintas interpretaciones, lo que algunos proponen es que, por un lado, el escritor no es el dueño de un texto que, una vez publicado, es parte del patrimonio universal. Para otros, en tanto, tiene que ver con la subjetividad del lector, y que al avanzar en sus hojas se va construyendo un nuevo texto, más allá de la intención original de quién lo escribió y a partir de sus experiencias personales
Precisamente, al finalizar la presentación del libro Católicos en la república laica, su autora, Carolina Greising Díaz, reconoció a los presentes al cerrar el acto: “Solo me queda celebrar tanta gratitud y decirles que lean el libro, que lo disfruten —si cabe esa palabra en un libro de este tipo— y que, por sobre todo, me hagan sus devoluciones en la medida que puedan. Como se dice, el libro ya no es mío, ¡y eso me pone muy nerviosa!”.
Un largo proceso
Tras la introducción del filósofo Javier Mazza, director del Departamento de Humanidades y Comunicación de la Universidad Católica, la primera ponente en dialogar fue Miranda Lida, doctora en Historia por la Universidad Torcuato Di Tella y tutora de Carolina Greising en la elaboración de su tesis doctoral, fuente de la publicación.
“Quiero felicitar a Carolina con todo el entusiasmo, porque es un trabajo que lleva mucho tiempo. He tenido el gusto de ‘dirigir’ su tesis, y digo entre comillas porque Carolina no necesitaba mucha orientación, simplemente sentarnos a conversar sobre los lineamientos generales”, explicó Miranda, al inicio de su ponencia.
“Los católicos de a pie podríamos esperar, en el marco del problema de la separación de la Iglesia y del estado, encontrar, sobre todo en una historiografía que podríamos hablar más genéricamente liberal, que habría habido un repliegue defensivo de la Iglesia católica. Pero ese conflicto es también una interesante oportunidad, y eso queda plasmado con creces en la obra de Carolina”, aseveró.

La riqueza de sus fuentes
Luego de Miranda Lida, la siguiente historiadora en hacer uso de la palabra fue la Dra. Inés Cuadro, docente e investigadora de la Facultad de Humanidades y Ciencias de Educación de la Universidad de la República, además de integrante del Sistema Nacional de Investigadores de la ANII (Agencia Nacional de Investigación e Innovación).
“Me sumo a la celebración, que en realidad es el resultado de un trabajo de muchos años de Carolina, de investigación rigurosa. En ese sentido, ella viene a recoger de ese fruto de un trabajo muy metódico. Hay a la vista muchas características de su labor como historiadora”, valoró Inés Cuadro. Posteriormente destacó algunos aspectos de la obra: “Se estudia una década larga que es muy trabajada historiográficamente, pero se demuestra a su vez lo poco que sabemos de ella. Es un período álgido, interbélico, en el que se estudia en sí mismo y no en comparación con otros sucesos externos, además de manejar un acervo documental valiosísimo en cuanto a su heterogeneidad, y de alguna manera tiene la gran novedad de trabajar con los archivos del Vaticano, algo que es no muy común en la investigación sobre la historia de la Iglesia en Uruguay. Es una obra que aporta luz”.
Una nueva mirada
El último orador fue el Pbro. Julio Fernández Techera, Doctor en Filosoía y Educación por la Universidad Complutense de Madrid, rector de la Universidad Católica de Uruguay y vicepresidente ejecutivo de la Fundación Sophia.
De acuerdo con el P. Julio Fernández, una fortaleza del libro es revisar la realidad nacional a partir de lo que ocurría en otras partes del mundo: “Una cosa que quiero destacar de Carolina es que, además de ser buena historiadora, nos entrega una mirada que no siempre en Uruguay es fácil. Siempre tenemos la tentación de quedarnos solo acá, en el pueblo, y eso hace que le demos trascendencia a hechos que, en realidad, no son exclusivamente nuestros. El aporte del libro es buenísimo y lo recomiendo particularmente porque nos cambia clichés que tenemos”.
Derribando mitos
“Siempre es una satisfacción saber que lo que uno escribe dispara reflexiones y comentarios en el sentido de lo que ustedes tres lo han hecho. Y los tres desde el lugar que ocuparon, contribuyeron muchísimo en este proceso”, introdujo Carolina, para posteriormente reflexionar sobre el libro: “Aquello de la campana de cristal me parecía un relato que quedaba corto y que había que revisar. Es un período que no estaba trabajado, por lo que, lo que ustedes van a encontrar, además de todos estos comentarios lindísimos que hicieron, es un texto con mucha información”.
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