Domingo de resurrección en la Catedral de Montevideo
Hoy —sobre las 11 horas, en la Iglesia Matriz— se celebró la Misa de Domingo de Resurrección. La Eucaristía, fue presidida por el cardenal Daniel Sturla, acompañado por el párroco de la Catedral de Montevideo, el P. Juan González, y por el encargado de negocio de la Nunciatura Apostólica, el P. Stephen Kelly. Junto a ellos hubo centenares de fieles, que siguieron atentamente la celebración. La misa fue transmitida por el canal de YouTube ICMtv. Además del organista y el coro de la catedral, se contó con la animación musical del ensemble vocal e instrumental De Profundis.
Esta celebración incluye en su ritual el canto —o la lectura en este caso— de la secuencia pascual; un antiguo himno poético litúrgico, tal vez del siglo XI. La lectura de esta secuencia se realiza entre la segunda lectura y el canto del Aleluya. En la primera parte de la ceremonia, el Card. Daniel Sturla llevó adelante el rito de la aspersión con agua bendita a todos los fieles reunidos en el templo.
Cristo ilumina nuestras tinieblas
Al comenzar la homilía, el Card. Sturla contó un chiste que provocó risas y aplausos de los presentes. Esto remite a una antigua costumbre cristiana —probablemente de la Edad Media—.
En primer lugar, el arzobispo de Montevideo llamó durante su prédica a los presentes a tener la certeza de que Cristo ha vencido, más allá de todas las dificultades que se puedan encontrar en la vida. “Ha vencido al mal, al pecado y a la muerte. Y entonces, no hay ninguna tiniebla, no hay ninguna oscuridad que no pueda ser iluminada por Cristo”, dijo.
Luego, comentó que hay algunos signos que acompañan la vivencia de este tiempo. El primero, remarcó, es el mismo nombre de la fiesta: Pascua. “Pascua, quiere decir paso. Es el paso del Pueblo de Israel de la esclavitud a la libertad, paso de Jesús de la muerte a la vida; pero es, también, el paso de Dios por nuestra vida”, sostuvo.
El Card. Daniel Sturla insistió en que debemos abrirle el corazón a Dios, “para que realmente entre y lo ilumine”. Es así que explicó que el gran signo del tiempo pascual es el cirio, que en la Vigilia Pascual había ingresado solemnemente a la iglesia, prendido en el fuego santo y que iba iluminando, de a poco, a toda la asamblea.
“Hay que ir abriendo las puertas de nuestro interior, las de mi familia, las del trabajo… Hay que abrirse a Cristo, porque realmente ilumina y da sentido a la vida, a la existencia. Cristo es la luz que ahuyenta toda oscuridad. Las llagas de Cristo son las que curan todo dolor, todo rencor, toda bronca, toda oscuridad”, añadió.
Seguir a Jesús vale la pena
Otro elemento, subrayó el arzobispo de Montevideo, es el anunciar a Cristo. “Tenemos que sentir la necesidad de decirle al que tengo al lado, por supuesto también en nuestras familias, pero a todos: Cristo ha resucitado. Cristo vence, vale la pena”, puntualizó.
Y explicó: “a través del perdón de los pecados, pero sobre todo a través de la Eucaristía, Él se nos da. Cristo se nos da y nos da nueva vida. Seamos testigos de Cristo”.
Ser misioneros como Jacinto Vera
Sobre el final de su alocución, el Card. Daniel Sturla recordó que la Iglesia en Uruguay se prepara para la beatificación de Mons. Jacinto Vera, el próximo 6 de mayo. “Que bueno que suena que un hombre que recorrió tres veces el Uruguay entero para anunciar a Cristo, que no trepidó ante las autoridades del momento para defender la libertad de la Iglesia, que conoció el exilio, pero que después perdonó a sus enemigos —los de fuera y los de dentro de la Iglesia— y que construyó la paz entre los orientales, un hombre que fue testigo, nos impulse también a todos nosotros a ser testigos de Cristo, a que llevemos su luz, que abramos el corazón para que Cristo pase y haga pascua en nosotros”, concluyó.
Luego de la comunión, el Card. Daniel Sturla dio la indulgencia plenaria a todos los presentes que estuviesen en condiciones de recibirla.