La apertura de los Archivos Vaticanos y el aporte a la historia reciente de nuestro país
El pasado 11 de julio, en la residencia presidencial de Suárez y Reyes, se realizó una reunión entre los integrantes del Consejo de la CEU (Monseñor Carlos Collazzi, Monseñor Arturo Fajardo y Monseñor Milton Tróccoli) y el Presidente de la República el Dr. Tabaré Vázquez. En el encuentro hablaron de varios temas, entre ellos el aval de la Iglesia uruguaya para la desclasificación de archivos vaticanos durante el periodo de la dictadura (1973-1985).
Por este motivo, el portal de la Arquidiócesis entrevistó al Profesor Mario Cayota, ex embajador de Uruguay ante la Santa Sede e integrante del Grupo de Trabajo por Verdad y Justicia. Parecía importante contextualizar este pedido que se hizo a la Iglesia, quién pidió la desclasificación, qué funciones tiene este grupo de trabajo, y fundamentalmente qué información espera encontrar en el Archivo Vaticano.
ICM: ¿Cómo nace este grupo de trabajo?
Profesor Cayota: El Consejo de Ministros creo el Grupo de Trabajo. . Es un hecho nuevo el Grupo y por tanto es un hecho nuevo también el rol de la dirección. Ahora la Secretaría de Derechos Humanos para el Pasado Reciente está integrada al Grupo (de Trabajo por Verdad y Justicia). Es su brazo ejecutor, está a las normas o criterios que le dicte el Grupo que es algo nuevo (y no es una nueva Comisión para la Paz).
ICM: ¿Es idea del grupo de trabajo que haya algún documento conclusivo?
Profesor Cayota: Al final del trabajo sí. Ahora estamos abocados a tareas más generales, que la mayoría de los medios de comunicación desconoce, por ejemplo nos propusimos digitalizar toda la información existente sobre el tema Derechos Humanos (todos los archivos). El problema es, para utilizar una palabra bíblica, la diáspora de archivos. Si no hay una sistematización de toda esa información es muy dificultoso trabajar.
La tarea de digitalización es muy engorrosa, muy difícil, pero no imposible, va a ser un gran logro cuando terminemos. Nos ha costado mucho, porque si uno parte de cero… hasta desde el punto de vista económico sería algo cuantioso. Logramos, con apoyo de la Presidencia (su área informática) y de Ceibal, abaratar esos costos.
ICM: ¿Esa información va estar disponible para la ciudadanía?
Profesor Cayota: Sí. Lleva su tiempo, todo un equipo que depende del Grupo, pero va a permitir el entrecruzamiento de datos. Uno va a poder buscar por nombres, lugares, etcétera. Eso es un trabajo valiosísimo que se está haciendo. Al mismo tiempo, coordinamos el trabajo de los antropólogos y los historiadores, nos reunimos con sus delegados una vez por semana. Por ejemplo, a los antropólogos se les rompe una pala y nosotros lo resolvemos. Cualquier dificultad que se presente, hasta en la infraestructura necesaria, nosotros lo resolvemos.
Aquí también tenemos uno de los archivos. También prestamos un servicio muy importante de información y asesoramiento. Por ejemplo, todos aquellos que han ido a declarar al exterior han venido aquí a nutrirse o confirmar información. La idea es que con toda la información que se procese se haga un libro, algo ameno, porque hay publicaciones pero son demasiado voluminosas.
Lo que nosotros aspiramos es a crear una publicación amena, que no busque tanto acusar sino recordar; buscamos el recuerdo. El juicio corresponde a la justicia y a Dios, no a nosotros. Lo que podemos hacer nosotros es dedicarnos a esa tarea de recordar, que es muy bueno para evitar recaer en un periodo como ese. Incluso para las propias Fuerzas Armadas, nosotros no encarnamos el mal en ellas, esta comisión está lejos de hacerlo. Para el tema de la reparación, también trabajamos con el tema de los subsidios. La mayoría de las personas que trabajan acá son idóneas, jóvenes y trabajan en comisión. Nosotros somos honorarios, ni siquiera tenemos viáticos. Y hasta por ahí nomás, porque a veces pagamos nosotros por trabajar.
ICM: ¿Cómo se dio el proceso de pedido de apertura de los Archivos Vaticanos?
Profesor Cayota: Una de nuestras tareas es supervisar la investigación que se pueda llevar a cabo en los Archivos Vaticanos, todo pasa por acá. Todavía hay material de la Comisión para la Paz que hay que seguir trabajando. Si bien hay un informe final, hay material que se puede seguir trabajando. Esto empieza con el Papa Francisco cuando decide que se abran los archivos de la Argentina. A raíz de eso, aquí (en el Grupo) se plantea la inquietud de seguir el mismo camino. Eso lo plantea el embajador uruguayo en el Vaticano (el Dr. Francisco Ottonelli), todo de forma oficiosa. En la secretaría de estado ese planteo es muy bien recibido. Allí está Monseñor Giuseppe Laterza, que es un prelado de mucha experiencia, eficiente, que además conoce al Uruguay, y que dejó una imagen positiva, porque además fue secretario en la Nunciatura en nuestro país. Monseñor Giuseppe Laterza consigue la aprobación de la Secretaría de Estado y del propio Papa Francisco.
Pero el Papa es muy respetuoso de la iglesia local, y por tanto necesita la opinión de la Conferencia Episcopal. Con la asunción de Monseñor Carlos Collazzi en la CEU, se plantea y la Conferencia Episcopal da su beneplácito. Mientras el Presidente de la República sigue todos estos pasos de cerca, primero de forma oficiosa y luego con la reunión con la CEU (en la que no sólo hablaron de este tema, claro está). Ahora estamos ya en el momento que esto se empieza a concretar, en los aspectos más operativos.
ICM: ¿Qué piensa que se puede encontrar en esos documentos?
Profesor Cayota: Primero que nada hay que ir a los documentos. No podemos comparar el volumen de información que hay de la Iglesia argentina y de la uruguaya. Son muchos años de dictadura, así que puede haber mucha información. Y desde una mirada muy subjetiva, no sé si pueda haber material judicial, o que sirva para acciones judiciales.
Lo que sí no cabe duda, es que puede ser un aporte muy significativo para la memoria. Allí hay relatos, información, denuncias de familiares que permiten reconstruir un tiempo. Sería un aporte desde otra perspectiva. También deben estar los informes de las diócesis, de la propia Nunciatura. Puede ayudar a la sociedad uruguaya a sanear esta memoria. Sin rencores, sin animosidad, sin estar movidos por espíritu de venganza, lo importante es hacer luz sobre esta época tan difícil para el país, llegar a la verdad.
ICM: ¿Se puede llegar a saber más del papel de la iglesia en ese tiempo?
Profesor Cayota: La Iglesia cumplió y cumple un papel muy importante en la defensa de los Derechos Humanos. Siempre ha sido firme y valiente en apoyo a quienes están sufriendo, a las víctimas. La represión no alcanzó sólo a los llamados subversivos, sino también a los que llevaban una vida democrática u opositora. También de los errores que todos podamos haber cometido, no se trata de deslindar responsabilidades.

