Entrevista con Gloria Miguens, enfermera, acompañante espiritual y reflexóloga
Publicado en el Quincenario Entre Todos, n° 477
Gloria Miguens es enfermera profesional especializada en el acompañamiento de enfermos al final de la vida. A partir de una experiencia familiar, cercana y muy fuerte, decidió incursionar en el acompañamiento espiritual, para completar su vocación de enfermera y acompañamiento de enfermos. “La función como acompañante en el final de vida es la de ser un puente, ayudar al que va morir y a su familia a atravesar este período de la mejor manera espiritualmente posible”, cuenta.
En la siguiente entrevista con ENTRE TODOS, Miguens se refiere a su camino como acompañante de enfermos y guía espiritual, destaca las necesidades de quienes se encuentran en una situación de enfermedad terminal y cuenta algunos de los testimonios que ha vivido como acompañante en el adiós.
¿Cómo comenzó con el servicio de acompañar enfermos, tanto a nivel físico como espiritual?
Me formé como enfermera profesional, pero me casé y me fui a vivir al extranjero (Túnez, Indonesia y Malasia) y ya no pude seguir con mi carrera. Al regreso a mi país me dedicaba a mi familia, pues teníamos cuatro hijos. A mis 40 años mi sobrina Luisa, sana, linda, estudiante universitaria con toda su vida por delante, tuvo un derrame cerebral y quedó en estado vegetativo, tres días después murió.
Fueron días de mucha incertidumbre, temor y dolor pero también había muchísimas muestras de cariño, ternura, y fe. Dos familias abrazadas acompañándose en esos días; sus amigas de colegio cantando y rezando desde la vereda hacia la ventana de su habitación. Luisa murió despedida, mimada, abrazada y rezada. Ella murió en su cumpleaños número 18.
El día del entierro la Misa fue increíble. Afuera el cielo estaba negro, anuncio de una tormenta que estaba a punto de desplomarse. En el camino al lugar de su reposo final de repente se abrieron las nubes y el camino se llenó de sol, aún hoy me conmueve al recordarlo. Meses después entré en un curso anual de acompañamiento en el final de vida y me enamoré de lo que hago.
Más tarde complementé con mi formación como acompañante espiritual. Aprendí escucha compasiva y oración contemplativa que me ayudan en lo que hago. Siempre seguí estando en voluntariados en sanatorios o centros de salud acompañando enfermos y familiares, además de enseñar a cómo estar en el final de vida. El mes pasado me recibí de Capellana en Cuidados Paliativos.
¿Cuál es la verdadera función que hay detrás de este servicio?
La función como acompañante en el final de vida es la de ser “puente”, ayudar al que va morir y a su familia a atravesar este período de la mejor manera espiritualmente posible… estar en paz con el pasado, sin cuentas pendientes con los de aquí, o consigo mismo; y así morir en paz.
¿Puede comentar algunas herramientas de cómo acompañar y cuidar a los enfermos? ¿Cómo debe ser ese encuentro?
En los primeros encuentros lo primero que debo lograr es establecer un vínculo con la persona enferma, familia, equipo de salud y cuidadores. Escuchar qué problemas y dificultades transitan, explicarle a la familia cómo y qué vive (qué siente y qué necesita) el que va morir, sus temores y deseos. A su vez, hay que identificar qué trabas hay en las relaciones familiares, qué ayuda y qué no.
Para todo esto hay que saber preguntar y escuchar mucho. Los invito a no juzgar y condenar al que está “borrado” (algo muy común y que no ayuda), a ser respetuosos y dedicarle tiempo (poner el cuerpo).
En la antigüedad, morir en la casa era común, hoy lo es cada vez menos. Este saber ancestral de acompañar se perdió cuando las personas comenzaron a morir en los hospitales, con horarios pautados de visita y tratamientos no deseados por el muriente. ¿Cuáles son las mayores necesidades de quienes se encuentran en una situación de enfermedad terminal? La escucha podría ser una necesidad… ¿cuáles otras?
Sus necesidades son ser acompañados, cuidados, escuchados, respetados en sus deseos y necesidades. Poder vivir esta etapa sin dolor físico y con los síntomas controlados. Necesitan que se les responda a sus preguntas con cuidado y con verdad. No “verdades a medias o mentiras”, poder dejar sus temas existenciales resueltos. Permitirles morir en su casa si este fuera su deseo. Necesitan de sus seres queridos a su lado.
¿Cómo se puede ayudar a un enfermo a cambiar su punto de vista respecto a lo que le sucede y pensar en positivo, pese a todo?
La esperanza es una de las cosas que se necesitan hasta la misma frontera de la vida. Siempre hay algo por lo que esperar. Decirles «te cuidaré, protegeré, haré todo lo posible al estar a tu lado». Si tienen temas no resueltos debido a peleas familiares, debemos ayudarlos a resolverlos y que mueran en paz. Además, la risa, los abrazos, los «gracias» y los «te quiero» son básicos para sentirse queridos y acompañados.
¿Cómo la fe puede ayudar a sobrellevar determinados momentos difíciles por los que pasa un enfermo? ¿Tiene algún testimonio que pueda compartir?
La fe es clave en esta etapa. Saberse queridos y acompañados por Dios es un plus maravilloso. Voy a contar dos historias.
Una vez llegó al Hospice una mujer ya muy mayor que estaba por morir. Estaba triste y enojada con Dios y con la vida. Siendo joven esta familia festejaba en un su balcón la cena de Nochebuena. Su hijo de 15 años cayó muerto por una bala perdida. Cada visita que yo le hacía, ella me decía: “No puedo perdonar al que mató a mi hijo”, se la veía triste y enojada. Le ofrecía rezar por la persona que lo hizo y lo hacía con pocas ganas a pesar de creer en Dios. Un día llegué y me encontré con una mujer sonriente, en paz que me anunció: “Hoy pude perdonar a esa persona que mató a mi hijo”. Horas después murió tranquila y su cara irradiaba paz.
También me pasó que me llamaron para asistir a una joven que estaba cerrando su vida. La enferma era muy creyente y había creado dos comedores para niños pobres, además de otras obras maravillosas.
Como soy ministra de la comunión, le pregunté a la amiga, que me había llamado, si la chica iba querer comulgar y me dijo que sí. Pasé por mi parroquia y busqué una hostia. Cuando llegué me encontré con la amiga en la puerta del sanatorio. Me anunció que la enferma estaba en agonía desde hacía una horas… en la etapa final e inconsciente.
Le ofrecí subir y acompañar un rato a sus padres. Ellos eran creyentes, pero no practicantes. Al entrar en el cuarto, me impactó verlos sentados uno a cada lado de la hija, y se podía respirar el dolor en el ambiente. Ella me presentó y luego de saludarlos me senté en el piso del lado de la mamá, en silencio. Tomando sus manos, hice un nudo de contención con las mías. La madre me miraba muy enojada, un par de veces me repitió: “Así le paga Dios por todo lo que hizo”. ¿Qué le podía yo decir?, ella estaba sufriendo ver morir a su hija. Les ofrecí rezar y, cuando comenzamos, nos interrumpió una enfermera para tomarle sus signos vitales.
Luego de un rato le pedí permiso a su mamá para ponerle la teca con la Comunión cerca de su corazón, ya que no iba poder comulgar. No me pregunten por qué, pero lo sentí e hice. Volví a mi posición inicial y, tomándoles sus manos, comencé a ponerme muy mal. Un enorme enojo hacia Dios me invadió y en mi silencio comencé una pulseada cuestionándolo del porqué de tanto dolor. Pasaron los minutos y más enojada me ponía… ¡Estaba furiosa!
Cuando sentí que mi tiempo allí estaba cumplido, me despedí de sus padres. La mano de la joven, al igual que su frente que acaricié como despedida, estaba bien fría. Los signos de su final comenzaban a percibir. Al tomar la teca que había estado cerca de su corazón, esta… hervía. Literalmente quemaba en mis manos.
Siento que recibí una merecida sacudida de este Dios que se nos manifiesta hasta en lo más pequeño. No había lógica alguna de la temperatura tan alta de la teca y siento que el mensaje hacia mí fue: «Aunque no entiendas, aunque dudes, yo estoy aquí”.
5 Comments
Muy interesante la entrevista e impactantes las historias relatadas! Felicitaciones a Gloria Miguens por la obra que realiza.
SOY DOCTORA HE TRABAJADO EN CUIDADOS INTERMEDIOS Y HE ACOMPAÑADO COMO MUCHOS DOCTORES A HOMBRES Y MUJERES QUE PARTEN…Y A SUS FAMILIAS A DIARIO.DIOS MORA EN NUESTRO CORAZÓN …LA TECA DE LA ENFERMERA ESTÁ DICIENDO UNA VERDAD SENCILLA OLVIDADA A VECES.
Buenos dias:
El Equipo de pastoral de la Salud del Santuario Jesús Sacramentado ha tenido la gracia de contar con la visita de Gloria en algunas oportunidades. Su mensaje y experiencia ha hecho mucho bien a los integrantes. Ayudado a mejorar nuestra presencia y cercanía con los enfermos que esperan el calor de una palabra o un gesto que lo ayude a transitar esa etapa de la vida
Impresionante testimonio de esta enfermera y acompañante.!!!!!!
Necesito contactarme con alguien especializado en acompañamiento espiritual. Hace mucho estoy buscando. Muchas gracias!! Saludos