En Uruguay, las hermanas atienden tres colegios y una casa de retiros
La Congregación de las Hermanas Capuchinas de la Madre Rubatto fue fundada el 23 de enero de 1885 por Ana María Rubatto, quien en ese momento tomó el nombre de Hna. María Francisca de Jesús. El camino empezó con una casa en una pequeña ciudad de la ribera de la Liguria en Italia, llamada Loano.
La Madre Francisca comenzó esta “nueva etapa” de su vida con 40 años. Había nacido y vivido su infancia y adolescencia en Carmagnola, ciudad del norte del Piamonte. En ese período tuvo grandes pérdidas familiares; su padre, hermanos, sobrinos pequeños y finalmente su madre. Vivió en Turín y fue dama de compañía de una señora adinerada de la zona más aristocrática de esta ciudad. Durante este período conoció a San Juan Bosco y colaboró con él en los oratorios festivos y fue voluntaria del Cottolengo y del Hospital San Juan, donde se dedicó especialmente a los enfermos más pobres. Tiempo después estableció la congregación por pedido de un sacerdote Capuchino.
Dadas las numerosas epidemias que azotaban a Italia, y a toda Europa, el naciente instituto tuvo un notable crecimiento porque el servicio de las capuchinas fue requerido para la asistencia de las personas contagiadas. Es así como se abrieron nuevas casas en Italia.
La llegada de Rubatto a Montevideo
La Congregación fue creciendo rápidamente, tanto en Italia como en América Latina. La Madre Francisca cruzó siete veces el Océano Atlántico para fundar casas, y dar una respuesta a las necesidades de las personas de aquel tiempo y de los distintos lugares. En menos de veinte años fundó veinte obras, de las cuales algunas continúan hasta el día de hoy. A lo largo de la historia de estos 135 años surgieron más obras y actualmente el Instituto está presente en Italia, Uruguay, Argentina, Brasil, Perú, Eritrea, Etiopia, Kenia, Malawi y Camerún.
En el año 1892 llegó a Montevideo, para trabajar en el Hospital Italiano cuidando a los inmigrantes pobres, acompañada de otras tres religiosas el 24 de mayo y es en esta tierra donde su actividad misionera tuvo un importante desarrollo. “El Uruguay de aquellos años fue una auténtica tierra de misión. La Madre Francisca canalizó todo su servicio, en especial, a los más pobres, a través de la atención a los enfermos tanto a domicilio como en los hospitales, y en la promoción humana de las personas a través de una educación evangelizadora. El deseo que ardía fuerte en su corazón, y animó toda su existencia, era que las personas conocieran y amaran a Jesús. Servicios concretos, simples y de mucha cercanía humana, que llevaban a las personas a querer conocer al Señor”, afirma la Hna. Nora Azanza, actual superiora de la Congregación Hermanas Capuchinas de Madre Rubatto en Montevideo.
Sus primeras obras en Uruguay fueron en el Hospital italiano, un taller para niñas en Nuevo París (hoy colegio San José de la Providencia), catequesis en el Paso de la Arena y en la Barra de Santa Lucía, la Casa Madre en la calle Minas y Guayabo en Montevideo (la cual fue vendida hace cuatro años) y en el Hospital de la ciudad de Minas, Lavalleja; donde ahora ya no están.
¿Cómo funciona la obra en la actualidad?
En Uruguay hay 20 hermanas y están presentes en tres colegios: San José de la Providencia (Belvedere); Nuestra Sra. de Lourdes (Malvín) y en el Colegio Hermanas Capuchinas, en la ciudad de Maldonado. A su vez, cuentan con la Casa Alvernia para encuentros y retiros, en el Prado.
Los proyectos del Instituto están canalizados a través de las cuatro obras, sobre todo en los colegios. En ellos existen grupos asociativos, grupos misioneros, la infancia misionera, actividades recreativas y formación de líderes. A través de estos grupos se llevan a cabo tiempos de misión en distintas localidades del país, visitas a hogares de ancianos y a un Cottolengo.
La Hna. Nora describe el carisma de la congregación como “fuertemente marcado por un estilo de humildad, simplicidad y disponibilidad que hace que las hermanas seamos, como Jesús Eucaristía, pan partido y compartido; también llamadas como las hermanas del pueblo humilde”.
Las obras educativas se realizan desde una propuesta evangelizadora que atraviesa la currícula escolar. “Las hermanas que vivimos en la fraternidad del Santuario desarrollamos varias actividades: catequesis para niños, adolescentes y adultos, generalmente extranjeros; bautismo para niños con la correspondiente preparación de padres y padrinos; celebración del sacramento del matrimonio; grupo de liturgia; y un coro”, destaca la Hna. Nora. “En cada una de estas actividades, participan muchos laicos. No puedo definir un número porque depende de cada proyecto, lo cierto es que el carisma atrae y congrega en torno a la persona y el espíritu de la Madre Francisca a muchas personas”, agrega la Hna. Nora.
También llevan adelante una venta económica de ropa, con cuya recaudación se ayuda mensualmente a veinte familias; y se visita sobre todo a los enfermos y a los geriátricos de la zona, llevando la Eucaristía. El Santuario Beata Francisca Rubatto, ubicado en el barrio Belvedere es visitado diariamente por mucha gente y se dedica un importante tiempo al ministerio de la escucha.
“Será la primera santa del Uruguay”
La Hna. Nora recuerda que el deseo de la Madre Francisca era “que seamos una congregación que abrace todas las ramas de la caridad y se extienda a todo el mundo. Por eso pedimos al Señor, en este tiempo que esperamos su canonización, que en el corazón de muchas jóvenes se encienda el deseo de seguir a Jesús con el estilo de Madre Francisca. Ella será la primera santa del Uruguay, por eso pedimos su intercesión para que bendiga y cuide esta tierra a la que mucho amó y decidió quedarse para siempre. Sus restos descansan bajo el altar del santuario de Belvedere, en Montevideo”.
Uruguay tendrá su primera santa: la Madre Rubatto
El 22 de febrero de 2020 el Vaticano hizo público el decreto que aprobó el milagro atribuido a la intercesión de la beata María Francesca di Gesú, la fundadora de la congregación de las Hermanas Terciarias Capuchinas de Loano. La Madre Francisca Rubatto había sido beatificada por el Papa Juan Pablo II el 10 de octubre de 1993.
Unos diez años después el Vaticano recibió el expediente con el que sería el milagro que daría cauce a la canonización. Se trata de un joven de Colonia (Uruguay) que tuvo un accidente de tránsito y quedó en coma, con múltiples lesiones. Una tía suya, vinculada a los colegios de las capuchinas, comenzó a rezar a la Madre Francisca. El joven despertó sin secuelas y los médicos dieron fe de que no había explicación científica para semejante evolución.En la actualidad, se está a la espera de que el Vaticano indique la fecha de su canonización.
Visitas al santuario beata Francisca Rubatto
El santuario está abierto los días martes (9:00 a 12:00h y de 15:30 a 18:00h), los sábados (15:30 a 18:30h) y los domingos (9:00 a 12:00h). La Santa Misa se celebra de martes a sábado a las 17:00h y los domingos a las 10:30h. La dirección es Av. Carlos Ma. Ramírez, entre Julián Laguna y Belvedere. Por consultas comunicarse al teléfono 2 309 39 83.