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“Una sociedad sin madres sería una sociedad inhumana”

Reflexiones del Papa Francisco en torno al Día de la Madre

“Queridas madres, gracias, gracias por lo que son en la familia y por aquello que dan a la Iglesia y al mundo”, decía en una audiencia el papa Francisco. En Uruguay este domingo 15 se celebra el Día de la Madre y es una buena ocasión para reparar en algunas palabras del Papa sobre esta realidad.

Francisco saludó a las madres el pasado domingo 8 en la Plaza de San Pedro, pues en Italia se celebró el Día de la Madre en esa fecha. “Recordamos con gratitud y afecto a todas las madres, -aquellas que están hoy en la Plaza, nuestras madres, aquellas que están con nosotros y aquellas que ya han ido al cielo- confiándolas a María, la madre de Jesús”, dijo antes de rezar el Regina Coeli desde el balcón que da al lugar donde se reúnen los fieles.

En 2015 Francisco dedicó varias catequesis de los miércoles a hablar sobre la familia y el 7 de enero se refirió a la figura de la madre, días después de que el 1º de enero se celebrara a la Virgen María, Madre de Dios.

“Una sociedad sin madres sería una sociedad inhumana, porque las madres siempre saben testimoniar incluso en los peores momentos, la ternura, la dedicación, la fuerza moral”, dijo el Papa en esa oportunidad.

El pontífice reconoció que “la madre, aún siendo muy exaltada desde el punto de vista simbólico - tantas poesías, tantas cosas bellas que se dicen poéticamente de la madre - es poco escuchada y poco ayudada en la vida cotidiana, poco considerada en su papel central en la sociedad” y eso ocurre a veces también en la Iglesia.

“Sin embargo, al centro de la vida de la Iglesia está la Madre de Jesús. Quizás las madres, dispuestas a tantos sacrificios por los propios hijos y a menudo también por aquellos de los otros, deberían ser más escuchadas”, comentó Francisco.

Antídoto contra el individualismo

Aquella mañana de enero, el Papa indicó que “sería necesario comprender más su lucha cotidiana para ser eficientes en el trabajo y atentas y afectuosas en familia; sería necesario entender mejor a qué aspiran para expresar los frutos mejores y auténticos de su emancipación”.

Y luego Francisco prosiguió con los elogios a las madres, a las que definió como “el antídoto más fuerte a la difusión del individualismo egoísta”: “’Individuo’ quiere decir ‘que no puede ser dividido’. Las madres, en cambio, se ‘dividen’, ellas, desde cuando acogen un hijo para darlo al mundo y hacerlo crecer”.

“La elección de vida de una madre es la elección de dar vida. Y esto es grande, esto es bello”, dijo Francisco.

Las primeras catequistas

Las madres, también, son las primeras en transmitir a sus hijos las costumbres de piedad y la práctica religiosa y, si no fuera por ellas, habría menos creyentes en el mundo. Sin ellas, “la fe perdería buena parte de su calor sencillo y profundo”, destacó Francisco.

Hacia el final de su intervención, el Papa se centró en el rol de la Iglesia, que es también madre “¡nuestra madre!”, como subrayó. “Nosotros no somos huérfanos, tenemos una madre. La Virgen y la madre Iglesia y nuestra madre. No somos huérfanos, somos hijos de la Iglesia, somos hijos de la Virgen y somos hijos de nuestras madres”.

“Queridas madres, gracias, gracias por lo que son en la familia y por aquello que dan a la Iglesia y al mundo. Y a ti amada Iglesia gracias, gracias por ser madre. Y a ti María, Madre de Dios, gracias por hacernos ver a Jesús”, remató el Papa.

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