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Se presentó el Documento final del Sínodo

Más de 250 obispos y 40 auditores trabajaron durante casi un mes
Sínodo de obispos/ Fuente: CNA - Daniel Ibáñez

La tarde del sábado 27 de octubre, tras casi un mes de trabajo, el Aula Sinodal aprobó el Documento final del XV Sínodo de los obispos. El texto, que consta de tres partes, doce capítulos, ciento sesenta y siete parágrafos y 60 páginas, fue entregado al Papa Francisco quien, a su vez, autorizó su publicación. Todos los puntos fueron aprobados por una mayoría ampliamente superior a los dos tercios de votos necesarios.

El documento está dividido en 3 partes, que toman sus nombres del pasaje del Evangelio de Lucas en el que Jesús se encuentra con los discípulos de Emaús. La primera parte, “Caminaba con ellos”; la segunda, “Se abrieron sus ojos”; y la última, “Se fueron sin demora”.

Para llegar a este Documento final los padres sinodales se basaron en la discusión del Instrumentum laboris y sus indicaciones, así como el trabajo en conjunto con expertos y auditores, especialmente con los jóvenes que participaron de los círculos lingüísticos.

“Caminaba con ellos”

En la primera parte, el documento muestra como los padres sinodales han reconocido el contexto donde los jóvenes están insertos, sus fortalezas y sus desafíos. Se manifiesta una necesidad de los jóvenes de ser acompañados, reconocidos y escuchados por parte de la Iglesia. También se verifica una necesidad de acompañamiento pastoral calificado y sin preconceptos o fórmulas pre confeccionadas.

Pluralidad cultural y migraciones

Otro de los puntos tratados fue el de la pluralidad cultural y como esta impacta en la formación integral de los jóvenes. Hay además un capítulo dedicado a la formación espiritual de los jóvenes y los ambientes donde se desarrolla esta formación; colegios, parroquias, universidades, oratorios, entre otros. Se hace énfasis en el cuidado de esta formación, especialmente en la que se brinda en los seminarios y casas de formación religiosa, en el cuidado de la selección y acompañamiento de los candidatos al sacerdocio o la vida religiosa.

El texto trae a la luz el tema de las migraciones, ya no como una emergencia transitoria, sino como un fenómeno estructural, “un paradigma de nuestro tiempo”. Por un lado habla de las posibilidades que la migración trae a los países de recepción, pero por otro advierte de los peligros que para los migrantes significa el tráfico de personas, la trata, el abuso psicológico y físico y la vida en los campos de refugiados, que muchas veces dejan en una vulnerabilidad aún mayor a quienes buscan un mejor futuro. El documento expresa que “la Iglesia tiene un rol profético” en este asunto, ante la comunidad internacional y en cada país.

Se ahonda en el tema de los abusos dentro de ámbitos eclesiales. Se insiste también en la búsqueda de la verdad y en el pedido de perdón, ante situaciones que marcan para toda la vida a las personas abusadas.

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La familia y la promoción de la justicia

La familia también mereció un espacio de reflexión. La importancia de la maternidad y la paternidad a la hora de crear raíces sólidas en los jóvenes. También el papel que juegan los abuelos en su relación con la transmisión del legado cultural. Se reflexionó también sobre el relacionamiento de los jóvenes con sus pares.

El Sínodo de los Obispos plantea la promoción de la justicia “contra la cultura del descarte”. Y también plantea al arte, la música y el deporte, como “recursos pastorales” a tener muy presentes a la hora de evangelizar y formar a los jóvenes, como forma de expresar sus dones, sueños y objetivos.

“Se abrieron sus ojos”

En la segunda parte los Padres sinodales reflexionaron sobre la forma en la que Dios habla a la Iglesia y al mundo a través de los jóvenes. El documento enfatiza que la juventud puede estar “más adelantada que los pastores” y gracias a ella la Iglesia puede renovarse, sacudiéndose de encima “la pesadez y lentitudes”.

Misión y vocación

Misión y vocación son para el Sínodo dos conceptos muy ligados entre sí. A la misión la define como una “brújula segura” para la juventud y don que conduce a la felicidad auténtica y duradera que es Jesús. La vocación, por su parte, no es fruto de la casualidad o un bien privado que se gestiona por sí mismo -afirma el Sínodo- y toda vocación bautismal es una llamada a la santidad para todos.

Acompañamiento y discernimiento

En un mundo “caracterizado por un pluralismo cada vez más evidente y una disponibilidad de opciones cada vez más amplia”, es importante buscar junto con los jóvenes un recorrido específico para hacer elecciones definitivas es un servicio necesario. El Documento Final destaca la importancia del sacramento de la Reconciliación en la vida de fe y anima a los padres, animadores, sacerdotes y educadores a ayudar a los jóvenes, a través de la Doctrina Social de la Iglesia, para asumir responsabilidades en el campo profesional y socio-político.

Para los Padres sinodales “La Iglesia es el ambiente para discernir y la conciencia es el lugar donde se capta el fruto del encuentro y de la comunión con Cristo”: el discernimiento, a través de “una confrontación regular con un guía espiritual”, se presenta, por tanto, como un trabajo sincero de conciencia, “sólo puede entenderse como una auténtica forma de oración” y “requiere el valor de comprometerse en la lucha espiritual”.

“Se fueron sin demora”

En la tercera parte, los Padres sinodales destacaron el dinamismo constitutivo de la sinodalidad, es decir, caminar juntos: el final de la Asamblea y el documento final son sólo una etapa; la invitación es a las Conferencias Episcopales y a las Iglesias particulares a continuar el proceso de discernimiento con el fin de desarrollar soluciones pastorales específicas.

“La sinodalidad” es un estilo de misión que nos anima a pasar del yo al nosotros y a considerar la multiplicidad de rostros, sensibilidades, proveniencias y culturas. En este horizonte hay que valorar los carismas que el Espíritu dona a todos, evitando el clericalismo que excluye a muchos de los procesos de toma de decisiones y la clericalización de los laicos que frena el impulso misionero.

Se formalizó la petición reiterada en el Aula sinodal de establecer, a nivel de las Conferencias Episcopales, un “Directorio de pastoral juvenil en clave vocacional” que pueda ayudar a los responsables diocesanos y a los agentes locales a cualificar su formación y su acción “con y para los jóvenes”, ayudando a superar una cierta fragmentación de la pastoral de la Iglesia.

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Reconocer y valorar a la mujer en la sociedad y en la Iglesia

Se espera que “haya una presencia femenina en los organismos eclesiales a todos los niveles, incluso en las funciones de responsabilidad” y que “haya una participación femenina en los procesos de toma de decisiones eclesiales con respecto al papel del ministerio ordenado”. “Es un deber de justicia” – afirma el documento – que encuentra su inspiración en Jesús y en la Biblia.

Cuerpo, sexualidad y afectividad

El Documento se detiene sobre el tema del cuerpo, de la afectividad y de la sexualidad. Ante los avances científicos que plantean cuestiones éticas, fenómenos como la pornografía digital, el turismo sexual, la promiscuidad, el exhibicionismo en línea, el Sínodo recuerda a las familias y a las comunidades cristianas la importancia de hacer descubrir a los jóvenes que la sexualidad es un don.

Los Obispos reconocen el esfuerzo de la Iglesia por transmitir en el contexto cultural actual “la belleza de la visión cristiana de la corporeidad y de la sexualidad”: es urgente buscar “senderos más apropiados, que se traduzcan concretamente en la elaboración de caminos formativos renovados”. “Es necesario proponer a los jóvenes una antropología de afectividad y sexualidad capaz de dar el justo valor a la castidad” para el crecimiento de la persona, “en todos los estados de vida”.

Al mismo tiempo se recomienda “fomentar” los “caminos de acompañamiento en la fe, ya existentes en muchas comunidades cristianas”, de “personas homosexuales”. En estos caminos las personas son ayudadas a leer su propia historia; a adherirse libre y responsablemente a su propia llamada bautismal.

Acompañamiento vocacional

Entre los otros desafíos señalados por el Sínodo está también el económico: la invitación de los Padres es a invertir tiempo y recursos en los jóvenes con la propuesta de ofrecerles un período destinado a la maduración de la vida cristiana adulta que “debe permitir un alejamiento prolongado de los ambientes y de las relaciones habituales”.

Además, mientras esperamos un acompañamiento antes y después del matrimonio, se alienta la creación de equipos educativos, incluyendo figuras femeninas y matrimonios cristianos, para la formación de seminaristas y personas consagradas, también con el fin de superar las tendencias al clericalismo.

Llamados a la santidad

“Las diversidades vocacionales – concluye el Documento Final del Sínodo de los Jóvenes – están reunidas en la única y universal llamada a la santidad. Lamentablemente, el mundo está indignado por los abusos de algunas personas de la Iglesia, pero no así animado por la santidad de sus miembros”, por eso la Iglesia está llamada a “un cambio de perspectiva”: a través de la santidad de tantos jóvenes dispuestos a renunciar a la vida en medio de la persecución para permanecer fieles al Evangelio, puede renovar su ardor espiritual y su vigor apostólico.

En base a vaticannews y elaboración propia

Commentario(1)

  1. maria angelica says

    son la esperanza del mundo. que Dios los bendiga, los guarde y fortalezca, y cuando sean mayores vean que su vida fue realidad y no sueños, que fueron transformacion y buena siembra de nuevas generaciones de jovenes.-

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